Ane Mintegi, primera campeona española en Wimbledon júnior
Se tiró al suelo para ver mejor dónde estaba, en el cielo. Después, comió una brizna de hierba y asintió con la cabeza. Sabía bien, como un título en Wimbledon, sabía mejor, a eternidad, alcanzada con este sexto entorchado en Londres, y tercero consecutivo, la cifra mágica de 20 Grand Slams, para atrapar a Rafael Nadal y a Roger Federer en lo más alto, para imponer el triunvirato. Y quién sabe si más porque la eternidad en el tenis es efímera, tanto como quieran seguir retándose en esta magnífica batalla que empezaron hace quince años y que continúan para enaltecer al tenis. «Son la razón por la que estoy aquí ahora. Esto significa que ninguno de los tres va a parar», corroboró el serbio.
El niño que se hacía trofeos en casa para soñar lo que vivió ayer pensó que lo había logrado todo en la vida cuando ganó su primer Roland Garros, en 2016, duodécimo grande y completado el círculo de los cuatro Grand Slams. Pero después de un año de vértigo por el qué hacer, encontró dos retos con nombre y apellido: Rafael Nadal, que llevaba 14 grandes en aquel momento, y Roger Federer, que atesoraba 17. El español se mantuvo fiel a su París; el suizo reverdeció en Australia y Londres, y el serbio aceleró para sumar ocho entorchados. Y no se observa freno en su objetivo de imponer su nombre en todos los récords.
Porque prueba grande tras grande que su tenis es el mejor, el más letal, el perfecto en los momentos de tensión. Y todo con una exasperante y aparente sencillez con la que doblega a veteranos y jóvenes. Superó a Federer en la final de Wimbledon de 2019 levantándole dos bolas de partido y al resto; subió el Everest que suponía vencer a Nadal en Roland Garros, y da lecciones maestras a los que todavía están hechos de futuro porque el presente es de tres reyes magos inclasificables.
Tres grandes de tres
Como a Matteo Berrettini, rival ayer en la final. Competidor, aguerrido, convertido en el primer italiano en pisar semejante escenario en semejante ronda. Lo hizo bien, un partido completo y peleón ante el mejor del mundo. Incluso se atrevió a plantarle cara cuando todo iba tan sencillo como un 5-2 y saque para el serbio en el primer set. Se vio al mejor Berrettini, el más convencido, tenis y cabeza firmes. Crecimiento, remontada y set a su favor, alegría en la grada porque Wimbledon
Su nombre ya, como el de Ashleigh Barty y Novak Djokovic, está impreso en el trofeo de Wimbledon 2021. Es
Ane Mintegi la campeona de la categoría júnior, un título mayúsculo para esta guipuzcoana de 17 años que juega con gafas y desparpajo. No solo eso, impone su propia historia en el tenis español, pues es la primera tenista en coronarse en Londres. Lo intentó Magüi Serna en 1996, pero Amelie
Mauresmo le ganó aquella final. Mintegi, curtido su tenis en Barcelona, agradeció a su equipo, casi más nerviosa en su parlamento en inglés que en la pista, donde superó a la alemana Natasja Mariana Shunck por 2-6, 6-4 y 6-1. «Barty ganó hace 10 años y mira lo que ha conseguido, ¿lo tienes presente?» «Sí», contestó Mintegi, ya en el club de Manuel Orantes y Alejandro Davidovich, campeones en 1967 y 2017. siempre va con Federer o con el débil. Pero el encuentro, a pesar de eso, siempre estuvo en las manos del serbio y hacia él se desniveló enseguida: veteranía, jerarquía, su capacidad para encontrar soluciones ante cualquier dificultad, momento y superficie y su soberbio tenis en los siguientes tres sets.
Se escapó el US Open 2020 por un bolazo a destiempo, y Nadal lo apabulló en el Roland Garros otoñal, pero este 2021 es todo suyo. Emula a Rod Laver (en 1969) al encadenar los tres trofeos grandes del curso y tiene al alcance el Grand Slam, los cuatro en el mismo curso. Incluso el Golden Slam si decide ir a los Juegos y conquista el oro. En su mano está, porque está más en forma que nunca, porque lo cree más que nunca. Más número 1 que nadie, llega al Grand Slam 20 para imponer el triunvirato con Nadal y Federer por ahora, porque no esconde que busca ser Novak Djokovic, la eternidad.