ABC (Sevilla)

Barbacoas y béisbol

- RAMÓN PALOMAR

Nuestro ministro carnófobo necesita una barbacoa inteligent­e para

recuperar la sensatez n pleno fandango de holocausto carnívoro, con siete ministros fulminados, me deleita el maravillos­o anuncio de una barbacoa. De barbacoas, uno recuerda la gama que promociona­ba George Foreman, el antaño campeón de los pesos pesados que se recicló con la biblia en una mano y la barbacoa de teletienda en la otra. Pero esta nueva barbacoa que irrumpe fuerte para alegrar las noches veraniegas en el chalé no es una barbacoa cualquiera. Es inteligent­e. Puede conectarse a su telefonill­o móvil y así este, por si acaso se descuida de palique con los amigachos, le avisa del punto de la carne, imbatible o no, y de otros detalles que le permitirán triunfar como cocinitas veraniego. Si ya luego desenfunda una guitarra y cuando los postres entona ‘Imagine’, la velada resultará inolvidabl­e. Garantizad­o.

Lo malo es que, según avanza la inteligenc­ia de los chismes, sospechamo­s que aumenta el atolondram­iento general pues nuestra sesera se torna pulpa perezosa al achicarse sin remedio. A este paso, desde luego, si nos dan a elegir entre la inteligenc­ia de ciertos ministros apuntados a los juegos florales de jarrón chino y esas barbacoas enchufadas al móvil que vigilan desde su inteligenc­ia matemática, científica, escogeremo­s la barbacoa porque con ella no soportarem­os disparates y además resultará menos lesiva al erario público. Inolvidabl­e el diálogo de ‘Heat’ entre el pasma interpreta­do por Al Pacino y el atracador encarnado por Robert de Niro. «¿No has pensado en llevar una vida normal?», pregunta el poli. «¿Una vida normal, eso qué es, barbacoas y partidos de béisbol los domingos?», contesta el mangui. A un ladrón de esa profesiona­lidad le regalas una barbacoa inteligent­e y deja de cavilar palos formidable­s porque le anulas la actitud, el estilo, el colmillo, la sangre fría. Nuestro ministro carnófobo necesita una barbacoa inteligent­e para recuperar la sensatez. Que la contrate de asesora a tiempo parcial. El cursillo de guitarra, más adelante, tampoco vamos a empacharno­s así de repente.

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