Iván Redondo y su cliente estafado
«El cliente siempre lleva la razón». Es la conocida máxima que todo buen comerciante admite a sabiendas de que no es verdad. Iván Redondo, consumado comerciante (traficante, más bien) de emociones, ha ido más lejos en su capacidad de fidelización clientelar: no solo ofrece siempre la razón, sino que además es capaz de tirarse a un barranco por un cliente como Sánchez yendo con él hasta el final. Parece que esa idea no debió hacer gracia en Moncloa por premonitoria, ya que el cliente, al verse realmente al borde de un precipicio, llevado por las encuestas que propiciara Ayuso con el añadido de lo de Biden, optó por rescindir el contrato teniendo, por esta vez, toda la razón y hasta la verdad de su parte como cliente estafado. Iván Redondo, siempre previsor y conocedor del paño, ya llevaría algún tiempo con el paracaídas ajustado, por lo que su salto final al barranco, voluntario o inducido, habría sido convenientemente amortiguado. Otra cosa es que en España vuelva a encontrar clientes a quien vender su nebulosa y averiada mercancía.