El cambio de Gobierno aflora rencillas y malestar con Sánchez
En este marco, el exministro de Transportes no incluyó en su despedida a Sánchez. Y éso ya es un importante mensaje. Además, reivindicó su labor y su salida como la de una cabeza de turco: «Uno es la cabeza a la que golpear, la que también tiene que lidiar y mediar». Un buen resumen para sus tareas de estos tres años como uno de los principales puntales de Sánchez. Tampoco tuvo palabras para el presidente el ministro de Justicia saliente, Juan Carlos Campo, amortizado en poco más de un año tras su servicio en la elaboración y concesión de los indultos. Se va para dejar hueco a Pilar Llop, a quien Pedro Sánchez lleva promocionando desde que lidera el PSOE.
Sin ministerio para Redondo
Si Ábalos representó la soledad de la caída, la otra cara de la moneda fue Félix Bolaños. El nuevo ministro de la Presidencia asume ‘de facto’ el control y la coordinación del Gobierno por debajo del presidente. Y ese poder se dejó sentir. Nadie se lo quería perder. Adriana Lastra y Santos Cerdán, los principales cargos del PSOE que no forman parte del Gobierno también estuvieron allí. El despliegue fue total.
Las tres vicepresidentas del Ejecutivo,
los titulares de Exteriores, José Manuel Albares; Interior, Fernando Grande-Marlaska; Consumo, Alberto Garzón, y las ministras de Hacienda, María Jesús Montero; Sanidad, Carolina Darias; Industria, Reyes Maroto; Derchos Sociales, Ione Belarra, despidieron a Calvo y arroparon a un hombre con el que tendrán que despachar a diario. También acudió el que será nuevo Jefe de Gabinete del presidente del Gobierno, Óscar López, que ayer quiso tener un papel discreto. Al acabar el acto se le vio acompañado de Francisco Salazar, socialista asociado a Redondo, del que era adjunto. En Ferraz esperan su salida de las estructuras gubernamentales.
La profunda remodelación que Sánchez ha ejecutado en el seno del Gobierno pretendía enterrar los bandos, pero los puso de manifiesto. La marcha de Iván Redondo planea todavía sobre la remodelación. Él asegura que es voluntaria. Sus críticos dicen que no y que ambicionaba ser ministro de Presidencia. Se apunta a un pulso con el presidente. En el PSOE subrayan que Sánchez no le ofreció ni ése ni otro departamento.
En este agitado panorama, Bolaños dejó un mensaje con carga de profun