Enrique Vallecillos
nibilidad y la seguridad del paciente y de los profesionales. La seguridad pasa por tener una calidad del aire, renovación de los cuadros eléctricos o el cambio en los grupos electrógenos. La humanización comienza con la seguridad y de momento hay mucho margen de mejora».
Para José Manuel Peinado Domínguez, gerente de Peinado Arquitectos, los edificios han cambiado mucho en los últimos veinte años. «Se tiene en cuenta la optimización de los procesos consiguiendo la máxima calidad, pero también se analiza cuál es la experiencia y expectativas del paciente en el edificio».
Bajo esta premisa, Peinado manifestó una serie de criterios que se están adoptando para humanizar las infraestructuras sanitarias como la vuelta a la luz natural o la adaptación de la luz artificial a los ambientes en función de su uso; la aparición de la vegetación porque se vincula a la tranquilidad y crea un ambiente más distendido; la seguridad; el confort acústico o la utilización de texturas o colores que crean sensación de bienestar. «Esta combinación de elementos se hace indispensable para el confort en las estructuras sanitarias actuales», detalló.
Con esta pandemia hemos visto un estrés importante en las infraestructuras y se ha pensado en otra manera de gestionarlas. «La pandemia ha supuesto un revulsivo y se están poniendo encima de la mesa otras respuestas para estar preparados ante estas situaciones», apuntó Manuel Romero, administrador de Manuel Romero Arquitectos y agregó, «lo que está claro es que hay una vuelta a la humanización y el espacio para la relación paciente-profesional hay que diseñarlo lo más confortable posible, además de desligar la parte interna del hospital de la zona de atención».
«El horizonte de la atención hospitalaria va a sufrir un cambio importante sobre todo por la tecnología, pero también porque ha cambiado la cultura del paciente y el
«El reto del edificio nuevo es pensar cómo se adaptará dentro de 30 años»
«Hay que pensar en modelos flexibles ante una necesidad momentánea»
profesional como consecuencia de esta crisis», expuso Vallecillos.
En este sentido, hay que pensar en modelos flexibles. «Tenemos capacidad de improvisación y hemos podido reaccionar gracias a la respuesta por parte de los profesionales», comentó Vallecillos y añadió, «es muy complicado para los técnicos ir al ritmo imparable de la sociedad y plasmarlo en los edificios. Intentamos hacer infraestructuras físicas que tengan capacidad de adaptación, pero es difícil». Por eso para Romero, «el reto del edificio de nueva planta es pensar en cómo se adaptará dentro de 30 años».
Por último, en relación con las inversiones en infraestructuras sanitarias en Andalucía durante la pandemia, desde la Administración se ha apostado por estructuras con capacidad de adaptación ante las diferentes circunstancias. Para el gerente del SAS ha sido fundamental la previsión y conseguir un equilibrio. «Si teníamos un hospital vacío como el Militar de Sevilla es mucho más rentable que el dinero se invierta, se quede ahí, y que a largo plazo sirva».