Fiesta grande en Italia con el regreso de los campeones
Italia ha celebrado por todo lo alto el triunfo de su selección en la Eurocopa, un éxito aún mayor después de que la ‘Nazionale’ se quedara fuera del último Mundial. El equipo, encabezado por el seleccionador Roberto Mancini y el capitán Giorgio Chiellini, fue recibido en las instituciones por el presidente de la República, Sergio Mattarella, y por el primer ministro, Mario Draghi. Después, los jugadores recorrieron las calles de Roma en un autobús azul descubierto, donde fueron aclamados por miles de seguidores de la ‘Azzurra’. si un jugador determinante no está al cien por cien todo se acaba igualando dentro del terreno de juego. De ahí el éxito de selecciones como Suiza o Dinamarca, equipos muy estructurados y perfectamente organizados que no necesitan de jugadores desequilibrantes para hacer daño».
En el lado opuesto, el fútbol premió a aquellos equipos donde el valor estaba en el conjunto y no en que cada uno hiciera la guerra por su cuenta. «Hemos sido un equipo de principio a fin», expuso Luis Enrique nada más producirse la eliminación de España en semifinales, un argumento que sus jugadores repetían a pies juntillas en cada comparecencia ante los medios. El seleccionador también se refirió durante el campeonato al concepto de «familia». Más allá de un término en concreto, lo que se defiende es una idea. «Lo primero, antes de cualquier individualidad, es tener armonía», defiende Milla. «El espíritu de un equipo es imbatible cuando las cosas funcionan. Cada uno con su estilo y su táctica, pero todo el mundo se basa hoy en tener un conjunto bien engrasado y sin fisuras. Si a partir de un buen colectivo encuentras jugadores expeditivos en las zonas más decisivas del campo, como le ha ocurrido a Italia con Donnarumma en la portería, pues mejor. Pero hoy en día es difícil que nadie supedite su idea de juego a un único futbolista». Lo confirma Paco Jémez: «Italia o España son equipos hechos para que todo el mundo aporte tanto en defensa como en ataque. Y para que si uno de los jugadores falla el resto no lo note».
«Lo ideal es poner la calidad individual al servicio del equipo, como ha hecho Luis Enrique», coincide con ambos Abel para quien resulta fundamental convencer a los futbolistas de que jueguen para una idea y no para ellos mismos: «Da igual si hablamos de un equipo modesto o de un club plagado de estrellas como pueden ser el PSG o el Real Madrid. Si los jugadores trabajan juntos en pos de un objetivo hay mucho ganado».