Un asunto de la máxima gravedad
Ahora que empezamos a conocer cosas de los presuntos asesinos de Samuel, Ferreras prefiere limitarse (ahora sí) a lo oficial
La manipulación del asesinato de Samuel es una de las cosas más graves que han sucedido en los últimos tiempos, y han sucedido unas cuantas.
Para ello movilizaron el esquema-jauría habitual: políticos, periodistas y hombres de cultura. Según Iceta, será la Cultura, «lo contrario a la barbarie», lo que nos salve.
Como agente angélico civilizatorio, a ‘La Sexta Noche’ llevaron al actor Pepón Nieto, que hablando del crimen de La Coruña explicó que «la legitimación del odio viene de la política… La legitimación del odio que hace que un grupo de chavales mate a otro al grito de maricón viene de ahí… se sienten legitimizados por políticos que los alientan de alguna manera».
En La Sexta ya se había utilizado el mismo verbo. Alentar: intensificar, animar. El viernes, en ARV, un tertuliano habló del asesinato de Samuel como crimen homófobo y añadió: «La violencia de odio alentada, ojo, por un grupo como Vox». Ninguno de los presentes opuso nada.
Ahora ya empezamos a conocer cosas de los agresores, pero mientras en ‘El Programa del Verano’ (Telecinco) mandan reporteros a indagar, Ferreras prefiere limitarse (ahora sí) a lo oficial: en tanto no haya algo definitivo del juez, y tardará en haberlo, no se puede descartar la homofobia. Sin embargo, los presuntos homófobos ya no interesan, solo la homofobia estructural (que es como una hermana de Puerto Hurraco del Patriarcado). Como lo de Samuel no les da, incluso con los estándares éticos del periodismo ‘trescapas’, buscan otros casos. La casualidad quiso que el odio se manifestara sobre un vocal de Más Madrid (de nuevo Más Madrid y los peligros de la noche) que contó cómo una pandilla noctívaga le pidió cigarros y cerveza, y que al negarse le llamaron ‘maricón’ y uno le pegó un ‘bofetón’ definido luego como ‘manotazo’.
Cada vez que un energúmeno le pegue un tortazo a un gay (o a alguien gay) va a ser una quema del Reichstag. Mientras no se demuestre lo contrario, será odio.
El abofeteado puso denuncia en comisaría, e hizo muy bien. La pregunta es: ¿qué debería hacer un partido cuando le acusan de ‘alentar’ el asesinato?
EL CINE EN TELEVISIÓN