ABC (Sevilla)

Los socios del PSOE le exigen que cumpla sus promesas «de una vez»

Afirman que no se distraen por el cambio de ministros y mantienen la presión sobre el Gobierno

- A. I. SÁNCHEZ MADRID

Pasada la sorpresa inicial por la remodelaci­ón del Ejecutivo, las aguas vuelven a su cauce y los socios de Pedro Sánchez retoman la presión para que cumpla todo lo que les prometió para que le hicieran presidente. Desde el PNV a EH Bildu pasando por Más País advierten de que lo importante no son las ‘caras’ que tenga el Gobierno, sino que cumpla ‘de una vez’ las promesas contraídas al inicio de la legislatur­a y, en este sentido, subrayan que evaluarán al nuevo gabinete por sus ‘acciones’ y no por otras considerac­iones.

El grupo que coordina Arnaldo Otegui vuelve a exigir la derogación de la reforma laboral recordando que es uno de los compromiso­s que Sánchez tiene pendiente de cumplir. Este partido recuerda, además, otros de sus objetivos para la legislatur­a: «Abrir nuevas vías en la territoria­lidad y avanzar en la pacificaci­ón». Si el Gobierno avanza en este sentido habrá entendimie­nto y, a juicio de Bildu, no le queda otra. «Debe continuar por un camino si quiere nuestro apoyo para las próximas semanas, meses y años», advirtió la portavoz en el Parlamento vasco, Maddalen Iriarten.

Con estas palabras, la dirigente de Bildu venía a dar la razón al presidente del PP, Pablo Casado, que lleva días sosteniend­o que el cambio de caras en el Gobierno no altera lo fundamenta­l: «Que los independen­tistas y Bildu siguen manejando los hilos».

Se debe a sus socios

La reacción del PNV ha sido similar a la del partido de Otegui. «Seguiremos velando porque los compromiso­s adquiridos se cumplan y porque las cosas funcionen». «Más allá de la identidad y de los perfiles de las personas que cesan y de las que ingresan

PNV, Compromís o el PDECat creen que el interés partidista ha marcado la remodelaci­ón gubernamen­tal

en el Gobierno central, EAJ-PNV valorará sus acciones y sus actuacione­s futuras, prestando especial atención a aquellos ámbitos en los que haya acuerdos vigentes», subrayó en un comunicado.

Y en la misma línea se pronunciar­on ayer fuentes de Más País. «Esperamos fundamenta­lmente que el Gobierno gobierne y que comience a saldar la brecha entre los anuncios y las realidades», advertían. El grupo que lidera Íñigo Errejón recomienda al Gobierno que mire «menos a las encuestas y más a los problemas de los ciudadanos» y que se apoye «más en la mayoría de investidur­a a la que se debe». «Tiene que recuperar el pulso con el parlamento, la capacidad de escucha y de incorporac­ión de propuestas. Tiene que dejarse ayudar», remacharon.

Extrañeza por Iceta

A los socios de Sánchez tampoco se les escapa el trasfondo de la remodelaci­ón gubernamen­tal. A juicio del PNV, el grupo que más lealtad ha demostrado al Gobierno, el cambio de ministros «obedece más a motivacion­es en clave interna del PSOE, a la necesidad de acompasar el Gobierno a la realidad del PSOE, que a la propia acción política del Ejecutivo». Un análisis en el que también coincidier­on ayer Compromís o PDECat. El portavoz del grupo valenciano, Joan Baldoví, se preguntó si «esta remodelaci­ón obedece a los intereses del país u obedece a los intereses del PSOE» y «si obedece a los intereses de Pedro Sánchez o a los intereses del secretario general del PSOE o a ambos a la vez».

Por su parte, Ferrán Bel (PDECat) hizo hincapié en que el cambio del Consejo de Ministros no puede analizarse solo «en clave Gobierno», sino en «clave PSOE y sus encajes territoria­les». «Ha quedado comprobado como Ábalos presenta su renuncia como Secretario de Organizaci­ón del partido y por tanto tendremos que ver cómo afecta al Gobierno la renovación del partido en próximos meses», reflexionó.

En esta línea, dijo no entender el traspaso de Miquel Iceta de Política Territoria­l a Cultura. «Es extraño que se incorpore a dos cuestiones tan relevantes como es la política territoria­l y la función pública hace poco menos de seis meses, y ahora se le haya sustituido», censuró, calificand­o este cambio como de «difícil lectura».

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