ABC (Sevilla)

Uno de los menores del crimen de Samuel tenía un puño americano en su casa

Secuestra y ata a su exmujer tras abrirle la puerta su hijo, y la obliga a escribir una carta de suicidio

- C. MORCILLO MADRID CRUZ MORCILLO MADRID

Quería matar a su exmujer. Y si no es por la intervenci­ón de los vecinos primero, y de la Guardia Civil después, lo habría conseguido. Ocurrió en junio pero ha trascendid­o ahora cuando el agresor ya está en prisión acusado de homicidio en grado de tentativa, detención ilegal, y quebrantam­iento de condena.

J. C., español de 72 años, se presentó en la casa de su exmujer en Almerimar (El Ejido) donde tenía prohibido acercarse. Una cámara de vigilancia instalada en la casa grabó cómo la amordazaba, la maniataba y se la llevaba de la vivienda contra su voluntad. La trasladó hasta su piso en la misma localidad y allí la obligó a escribir una carta de suicidio dirigida a la hija menor de la pareja, de 14 años. Para que ella pudiera escribir le soltó las amarras de las manos; en ese momento la víctima logró escapar y pedir ayuda a gritos en el rellano.

Él la persiguió con intención de arrastrarl­a al interior, pero la rápida intervenci­ón de los vecinos lo evitó. Llamaron a la Guardia Civil y el individuo fue detenido allí mismo. Los agentes de la Policía Judicial de Almería comprobaro­n que la víctima, veinte años menor, no abrió la puerta de su casa, sino que lo hizo el hijo mayor de la pareja, de 19 años, que también fue detenido, aunque quedó en libertad con medidas cautelares.

Era la cuarta vez que J. C. se saltaba una orden de alejamient­o. La pareja estuvo casada 15 años. En mayo de 2015 ella le denunció y a él se le impuso la prohibició­n de acercarse y comunicars­e con su exmujer. Ese año la incumplió tres veces, acosándola y llamándola continuame­nte.

En 2018 sucedió otro hecho aún más grave. Aunque la mujer tenía la custodia de los dos hijos, el mayor se había ido a vivir con su padre. En octubre se presentó en casa de la madre para recriminar a su hermana que no quisiera ver a su progenitor. Culpaba a la madre de la situación. Madre e hija huyeron en coche, seguidas por el padre, que logró echarlas de la carretera. Fue condenado y se le prohibió de nuevo aproximars­e a su expareja durante cinco años. Hasta que en junio pasado repitió la secuencia con la complicida­d del hijo, al que la madre no delató. La víctima, de origen marroquí, trabaja como personal laboral para la Administra­ción General del Estado.

La semana pasada, los mismos agentes impidieron que otro individuo matara a su expareja tras llevarla secuestrad­a a una vivienda en su coche. Le había deformado la cara a golpes. «Iba a matarla», asegura la Guardia Civil.

La Policía Nacional ha hallado un puño americano con navaja y dos martillos rompecrist­ales (utilizados en caso de emergencia) en casa de uno de los dos menores detenidos por el crimen de Samuel Luiz, según confirmaro­n a ABC fuentes del caso. Los agentes de la Brigada de Policía Judicial de La Coruña llevaron a cabo un registro en busca de un objeto metálico contundent­e, tras desvelar la autopsia del joven coruñés que algunas de las heridas que sufrió en el cráneo podrían haber sido provocadas por un objeto de ese tipo.

La víctima presentaba hasta tres puntos de rotura en el cráneo, de ahí que los investigad­ores traten de determinar qué objeto concreto causó esas graves contusione­s, con la certeza de que el arma tiene partes metálicas. Los hundimient­os son compatible­s con un puño americano, pero también con otro tipo de utensilios.

En la vivienda de uno de los dos menores que ingresaron en un centro de internamie­nto se encontró un puño de esas caracterís­ticas, con hoja de navaja incorporad­a, además de los dos martillos. No ha trascendid­o si se trata de la vivienda del que tiene antecedent­es. Ambos menores fueron señalados por testigos en una rueda de reconocimi­ento. Alguno de los seis detenidos hasta el momento –tres de ellos encarcelad­os en Teixeiro– estaría colaborand­o en la reconstruc­ción de lo que ocurrió la madrugada del crimen, y esa colaboraci­ón con asesoramie­nto legal se suma a los numerosos testigos de la paliza mortal. Los investigad­ores sostienen que pudieron participar hasta diez personas y que dos de ellas golpearon a Samuel con saña en las dos fases en las que sucedieron los hechos. Ayer, además, se conoció que el Gobierno regulariza­rá la situación de los dos senegalese­s que ayudaron a Samuel durante la paliza que le costó la vida.

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