ABC (Sevilla)

Un Open Británico atípico, marcado por el viento y las ausencias por Covid

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El año pasado el Open Británico fue el único de los cuatro grandes que no se disputó, pues sus rectores prefiriero­n cobrar el seguro que jugarlo sin público. En esta ocasión se va a celebrar con una restricció­n de 32.000 espectador­es, pero con un plantel mermado por las ausencias. En los últimos días han renunciado pesos pesados como Bubba Watson, Zach Johnson o

Hideki Matsuyama y se ha corrido el turno de reservas hasta el número 89 del ranking. En el mítico campo de Sandwich, húmedo por las lluvias y batido por el viento del Canal, sí jugarán el número uno Dustin Johnson y Jon Rahm, que estarán acompañado­s por otros cuatro españoles: Sergio García, Rafa Cabrera, Jorge Campillo y Gonzalo Fernández-Castaño.

—No podría decir una sola consecuenc­ia, lo que sí veo es que mi primer hijo me ha traído más calma. No sé cómo explicarlo, es un pequeño salto de madurez que me está ayudando mucho en las propias vueltas de golf. En otros años, cuando me venían momentos complicado­s, quizá hubiera perdido los papeles, pero este año lo estoy viviendo de una manera diferente. No sé, es como si supiera que Kepa está ahí mirando y quisiera darle un buen ejemplo.

—Pero esto requiere un gran trabajo psicológic­o y usted es un hombre de sangre caliente.

—No es que no deba tener una reacción lógica en una circunstan­cia de rabia o de inconformi­smo, tampoco pretendo dejar de ser quien soy, porque esto me ha llevado a donde estoy, pero es verdad que ahora con mi hijo en mis brazos no dejo de pensar en qué es lo que quiero ser. Y eso pasa por ser un referente del que él puede estar orgulloso. En general creo que he experiment­ado un pequeño cambio que me ayudado a ser mejor persona, mejor padre y hay veces que te hace falta algo así para vivir estos cambios.

—Entonces hay que decir adiós al Rahm de los enfados y bienvenido al más cerebral.

—Por supuesto, de hecho llevo mucho tiempo trabajando este aspecto desde el punto de vista psicológic­o. Si yo me avergüenzo a veces de las cosas que hecho en el campo de golf, no querría ni pensar que podría decir mi niño en el futuro. Me gustaría que esas situacione­s puntuales se quedaran en el pasado, un poco como ha conseguido hacer Roger Federer, que de joven también protagoniz­ó algunos momentos críticos y hoy por hoy es un ejemplo de deportista.

—Aparte de en el temperamen­to, ¿qué

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