Rebelión en Cuba
Cuando Cuba sufre un accidente, duele en nuestro cuerpo, cuando padece, somos nosotros los que, también, padecemos. Allí están nuestros sentimientos y nuestros apellidos y nuestra historia y nuestra cultura, como si el Atlántico no fuese una frontera interminable. Resulta deprimente ver que cada vez que hay algún movimiento en la isla, España hace un tardío acto de presencia. Este domingo se produjeron unos acontecimientos sin precedentes; una protesta social y política de una dimensión que no recordábamos, y una reacción del Gobierno cubano que hace temer lo peor. Joe Biden se adelantó a pedir que se escuche a ese pueblo en su clamor por la libertad, y Josep Borrell, responsable de la política exterior de la Unión Europea, también se nos adelantó. Solo se pronunció de forma obligada la nueva portavoz del Gobierno y Exteriores se limitó a publicar una nota de trámite. Pobre reacción. En el Gobierno español hay un secretario de Estado histórico PCE, el ministro de Consumo, de la misma ideología, y una vicepresidenta con el comunismo en su formación y en su biografía.
Resulta increíble el nivel de cara dura y pocas alturas de moralidad que padece la extrema izquierda en España, comenzando por Pedro Sánchez. Pregunta a alumnos de primero de Secundaria, ¿pensáis vosotros que Cuba es una dictadura? Respuesta de los chavales, «¿pero, señor/a profesor/a, nos está usted tomando el pelo?» Evidentemente todos y cada uno de los regímenes comunistas son dictaduras por esencia ya que, es absolutamente incompatible la democracia con un sistema de partido único. Pero, por las respuestas de cada ministro y ministra del Gobierno, solo pueden ser dictaduras los países gobernados por la extrema derecha. Y, en este argumentario, viene el señor Sánchez y añade, «En Cuba no hay democracia». Hombre, pues claro, ni democracia ni respeto a los derechos humanos. En Cuba, señores y señoras del gobierno, lo que hay es una dictadura de manual, gobernado, desde hace más de 60 años, por un partido único.