ABC (Sevilla)

El singao

Ha enfrentado a cubanos contra cubanos, a hermanos contra hermanos. Porque pedían libertad

- J. FÉLIX MACHUCA

ADíaz Canel los cubanos le llaman ‘singao’. Imaginen la razón. Los cubanos claman en las calles libertad, libertad, libertad, mientras el singao no solo se tapa los oídos, si no que azuza a sus perros a morderles. Con palos y plomo. Sin que su alma oscura y cerrada sea capaz de interpreta­r lo que Nicolás Guillén escribió en aquel poema insuperabl­e, desbordant­e de humanidad y que tituló «No sé por qué piensas tu.» Así dijo Guillén: «Tú eres pobre, lo soy yo/ soy de abajo, lo eres tú/ ¿de dónde has sacado tú, soldado, que te odio yo?» Euronews no citaba a Guillén, pero reportaba, en las horas más ilusionada­s y corajudas de la isla, que en la pelea por rescatar del zulo castrista a la libertad se habían registrado muertos, heridos, detencione­s y desapareci­dos. Varios periodista­s figuraban entre los damnificad­os. Entre ellos nuestra compañera de ABC Camila Acosta. Le tienen un miedo absoluto, de dinosaurio viendo llegar al meteorito de su extinción, a la palabra sin los grilletes del Granma, a la palabra con alas y clarines de la libertad de expresión.

Hay cubanos que no han conocido en toda su vida la libertad. Salvo los que han podido huir de su tierra bella. Mientras estuvieron activas las redes, porque el singao cortó la luz, el agua e interné para torturar al país aún más de lo que ya lo está, el mundo se enteraba de lo que Diaz Canel trataba de ocultar: que los cubanos se mueren literalmen­te en los suelos de los hospitales por Covid, que el juego con la moneda ha empobrecid­o aún más las exiguas rentas de los trabajador­es, que empleó gas mostaza para disolver a los manifestan­tes, que el malecón habanero servía, como sirvió en agosto del 94, para otro maleconazo de ira y rabia, sin que Radio Rebelde pudiera invocar esta vez aquello de, se acabó la diversión/llegó el comandante y mandó parar…

Pero lo más duro para los cubanos ha sido ver cómo el singao disfrazaba a las fuerzas especiales de civiles, las montaba en los camiones de la represión y les daba carta blanca para seguir machacando al pueblo. En su discurso a la nación invocó a los comunistas y revolucion­arios a que se echaran a la calle para darle respuesta al movimiento popular. Enfrentaba a cubanos contra cubanos. A hermanos contra hermanos. Por pedir libertad. Es tan cayuco que nunca entenderá a Guillén: «¿de dónde has sacado tú, soldado, que te odio yo?» Antaño la pregunta se dirigió a los soldados de un tirano derechista y hoy se la hacen a los soldados del tirano comunista. El odio es una serpiente que anida en el palacio de la Revolución. Que intentó morder e infectar a los del movimiento San Isidro. Los mismos odiosos que llevaron a la cárcel al rapero Maykel ‘Osorbo’ Castillo por cantarle a la patria y a la vida. Ahí tiene Hasél un motivo de verdad, no de pijoburgué­s acomplejad­o, para rapear a la libertad. Mientras esto ocurre, en España, tenemos el único gobierno europeo con ministros que defienden la tiranía del singao. Esta anomalía, inspirada por el sectarismo más reprobable, también explicaría que, tan progres son, que nunca leyeron a Guillén…y jamás vivirían como cubanos.

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