Una revolución para todo el comercio mundial
∑La Comisión lanza su apuesta verde para atajar las emisiones en un 55% antes de 2030 y duplicar las renovables ∑Una tasa en frontera evitará que la industria europea esté en desventaja ante los países más contaminantes
La Comisión Europea ha aprobado un enorme paquete legislativo de una docena de instrumentos regulatorios destinados a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE en un 55% para 2030, un paso clave hacia el objetivo a largo plazo de volverse climáticamente neutro para mediados de siglo. Estas medidas pretenden tener un efecto global en toda la vida de los ciudadanos, aunque los sectores más afectados son el transporte de todo tipo y la energía doméstica, que entrarán a formar parte del mecanismo de comercio de emisiones, es decir, que obligarán a pagar por la contaminación que emiten y que supondrán el fin de la venta de coches con motor térmico. También se ha incluido la tasa carbón en frontera, que obligará a pagar también a las importaciones por lo que haya contaminado producirlas en sus países y que está destinada a ser un elemento revolucionario en el comercio mundial y afectará sobre todo a los países con los que la UE tiene más tensiones: China, Rusia, Turquía y el Reino Unido. Tanto en sus consecuencias internas como globales, la Comisión quiere evitar en todo caso reacciones sociales alérgicas muy bruscas, como sucedió en Francia con el intento de reducir el consumo de gasoil subiendo los precios
La introducción de una tasa al carbón a todas las importaciones está destinada a compensar la pérdida de competitividad por parte de las industrias europeas, que están directamente obligadas a cumplir estándares medioambientales más altos. Esa tasa se ha diseñado para cumplir las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Los ingresos que recaude la Comisión servirán para pagar el fondo de recuperación del que salen las ayudas que están recibiendo ahora los países para superar los efectos de la pandemia. y que desembocó con el movimiento violento de los ‘chalecos amarillos’
Los coches de motor de explosión ya no se podrán vender a partir de 2035 y el hidrógeno tendrá la consideración de energía renovable si procede de un combustible limpio. En cuanto a la biomasa, también se pretende separar la originada a base de residuos, de la que usa madera de calidad, mientras que toda la fiscalidad de la energía será revisada, lo que se traducirá en una clara subida de impuestos. Los bosques se considerarán como depósitos de CO2 por lo que su extensión servirá para compensar emisiones, algo que beneficia más a países nórdicos que a los mediterráneos, donde la naturaleza puede ser mucho más lenta.
La propuesta de la Comisión tiene que ser aprobada en los próximos meses por los gobiernos nacionales y por el Parlamento Europeo, lo que significa que todavía hay mucho margen de negociación para la definición final y concreta de los mecanismos aprobados. El vicepresidente de la Comisión que ha gestionado este paquete, Frans Timmermans, cree que la propuesta será aceptada por los colegisladores, incluyendo todos los gobiernos, puesto que «la reducción de un 55% en 2030 ya está aprobada por ley y hay que llevarla a cabo. El transporte no para de aumentar sus emisiones. Y si alguien tiene una propuesta mejor, estamos abiertos, pero por ahora no la hemos visto», señaló.
La Comisión es consciente de que cumplir el objetivo «afectará a las opciones personales y las cuentas bancarias de los europeos de todas las clases. La Unión Europea exigirá cambios en todo, desde los automóviles que conduce la gente, hasta la forma en que calientan sus hogares, si podrán tomar un vuelo barato en vacaciones e incluso si sus trabajos actuales existirán en la nueva economía limpia y verde. Bruselas es muy consciente de que si se equivoca en el equilibrio, el resultado podría ser una reacción política en todo el continente. Son medidas para la reducción de las emisiones y la protección de la naturaleza, con los puestos de trabajo y los objetivos sociales colocados en el primer plano». Sin embargo, pretende hacerlo de la forma más suave posible para evitar tensiones sociales y económicas. Muchas de las medidas concretas