Todo el transporte, aéreo y marítimo incluidos, entran dentro del comercio de emisiones que intercambia contaminación por dinero
deberán ser individualizadas por países para tener en cuenta las peculiaridades de cada uno.
Edificios sostenibles
El hecho de que el comercio de emisiones se extienda al transporte en general, incluyendo la aviación, el transporte marítimo y la vivienda, parte de la base de que como insistió la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, «la emisión de CO2 debe tener un precio» para alentar a la sociedad a transitar hacia las energías renovables.
La Comisión considera que aunque estas medidas son imprescindibles, «cada transformación que se ha producido con éxito se ha hecho con un buen equilibrio social» y esta se hará «con prudencia» y con la ayuda de un fondo social de 2.000 millones para «conseguir que todos se puedan beneficiar de esta transición. Va a ser dificilísimo, pero no podemos abandonar a nuestros hijos y nietos a un futuro negro». Es difícil saber cuando se aprobará finalmente este paquete y qué características finales tendrá, pero en todo caso, pretende recuperar el liderazgo medioambiental para la UE.
El mercado de emisiones vigente se endurece, lo que previsiblemente elevará el precio de la tonelada de CO2, situado ya en torno a los 50 euros. Bruselas propone que la contribución de las industrias al objetivo general de reducción de las emisiones de toda la economía europea pase del 43% actual al 61% en 2030. El transporte y la vivienda, además, se incorporarán al nuevo mercado de emisiones, en el que participarán las compañías que suministran energía a esos sectores.