El periodista fue detenido este mayo en Casablanca por presunto atentado al pudor, mediante la violencia y el secuestro de un joven de la comunidad LGTBI
Las organizaciones de derechos humanos sospechan que Marruecos difama a los informadores críticos con el poder, y les atribuye delitos sexuales para generar dudas y que sea más difícil defenderlos
ras pasar 92 días en huelga de hambre y más de un año en prisión preventiva, «la historia de Raisuni es ahora mismo el caso más emblemático de periodistas marroquíes en prisión», explica Edith Rodríguez Cachera, vicepresidenta de Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Suleiman Raisuni se enfrenta a una condena de cinco años de cárcel por un supuesto delito –cometido hace tres años– de violación y retención con violencia de un joven. El Tribunal de Apelación de Casablanca condenó el pasado viernes al periodista en un proceso que debía haberse celebrado el 15 de junio y que se pospuso por la salud del acusado, muy debilitada por la huelga. El reportero estaba tan débil que incluso pidió ser trasladado en ambulancia y acudir al juicio en silla de ruedas, aunque se le denegó.
Cachera explica a ABC que Raisuni, ex redactor jefe del diario árabe ‘Akhbar al-Yaoum’, uno de los periódicos independientes más emblemáticos de Marruecos, fue detenido el 22 de mayo en Casablanca –su ciudad– por presunto atentado al pudor mediante la violencia y el secuestro. «Supuestamente habría atacado a un activista de la comunidad LGTBI, Adam Mohamed, y le habría agredido sexualmente», explica la vicepresidenta de RSF. En mayo, Raisuni empezó una huelga ininterrumpida de hambre, para protestar por lo que él considera una «falsa imputación». «Es complejo pronunciarse sobre estos cargos porque
Tno tenemos medios para investigar, algo que aprovecha Marruecos, pero sí sabemos que Raisuni ha carecido de las mínimas garantías procesales y de un juicio justo», añade. Según Cachera, el reportero había redactado, días antes de su detención, unos artículos incómodos para el Rey marroquí, que afectaban a las fuerzas de seguridad. Su detención estuvo precedida por una campaña de difamación en redes sociales y en los medios afines al gobierno marroquí. RSF recuerda que Marruecos ocupa el puesto 136 de 180 en su ranking 2021 de países según su grado de respeto a la libertad de prensa.
Suleiman está en prisión con otro periodista conocido, Omar Radi. La vicepresidenta de RSF destaca que Radi «también está imputado por presuntamente violar a una compañera, siendo acusado de una agresión sexual». Antes de ser detenido, Radi se quejó de que su teléfono estaba intervenido y aprovecharon esta circunstancia para acusarle de ser un espía. Fue detenido esta primavera, como Suleiman, y también realizó una huelga de hambre, «aunque tuvo que abandonarla por una enfermedad crónica». «Pedimos todas las garantías procesales y un juicio justo», clama Cachera. Además, RSF advierte de que Marruecos usa constantemente la difamación y la imputación de delitos sexuales para que sea muy difícil que las organizaciones de derechos humanos puedan defenderlos. «Si imputan a dos periodistas por delitos sexuales, debemos tener cuidado porque la acusación también puede ser cierta. Así se complica mucho más la defensa de estos detenidos». Cachera destaca, asimismo, que los periodistas saharauis también son llevados a prisión injustamente en el país, ya que el Sahara es un tema tabú que no se puede tocar en Marruecos. Según Cachera, «se les retiene en comisaría, se les confisca el móvil, descargan sus imágenes personales y luego las usan para difamarlos en redes».