«El cambio climático ha llegado a Alemania, son cantidades de agua históricas»
Jornada de duelo en Bélgica por una veintena de víctimas Meteorólogos alemanes califican de «notable» la relación entre el temporal y el calentamiento global
tos no tienen ya casas a las que volver y miles de habitantes del oeste de Alemania apenas pueden entrar en las suyas, devastadas por el agua. La presidenta regional de Renania-Palatinado, Malu Dreyer, describió la situación como «catastrófica». «Hay muertos y desaparecidos, mucha gente todavía en peligro –dijo–. Todos nuestros servicios de emergencia están asumiendo grandes riesgos, hemos perdido la vida de dos bomberos durante las tareas de rescate, y aun así no llegamos a todo».
El secretario de Estado de Interior, Stephan Meyer, tildó la mayor catástrofe ambiental de Centroeuropa en décadas de «crisis humanitaria». En cuanto a la cifra de víctimas, la policía teme que siga aumentando, aunque también confía en que muchos de los desaparecidos puedan ser localizados con vida. Las torres de los repetidores de telefonía han caído y muchas carreteras siguen cortadas, por lo que es muy posible que haya ciudadanos refugiados sin poder comunicarse con los suyos. El balance momentáneo es de 129 muertos y más de 1.300 personas desaparecidas.
Remite la tormenta Bernd
Helicópteros de la policía, tanques y más de mil soldados del Ejército alemán se desplegaron ayer en algunas áreas para construir estructuras de contención. Bernd ya ha remitido y parece que no habrá más lluvias hasta el martes. Pero a partir del miércoles se esperan de nuevo precipitaciones y por eso es importante
El Gobierno de Bélgica decretó ayer una jornada de duelo nacional el 20 de julio, precisamente la víspera de la fiesta nacional, por las víctimas de las «catastróficas» inundaciones que, de acuerdo con cifras oficiales aún provisionales, han dejado más de veinte muertos y otros tantos desaparecidos. El primer ministro belga, Alexander de Croo, dijo que pese a que «aún esperamos un balance definitivo, estas son las inundaciones más catastróficas que nuestro país haya conocido jamás».
La provincia de Lieja, que limita con Alemania, ha sido la zona más afectada. Toda la red ferroviaria del país se ha visto afectada directa o indirectamente por estas inundaciones y se anuncia que la vuelta a la normalidad tardará meses. Miles de agentes participan aún en misiones de rescate y evacuación en las áreas inundadas. Unas 21.000 personas seguían ayer sin electricidad o sin internet ni teléfono. ahora reforzar diques y apuntalar edificios. La gran masa de agua no retrocede, ni se espera que lo haga de forma muy significativa en los próximos días, debido a que los meses de junio y julio han sido excepcionalmente lluviosos y la tierra no es capaz de absorber más, lo que dificulta el rescate de personas atrapadas y la recuperación de los cuerpos.
«Escuchamos un ruido muy fuerte, como un rugido, pero fue todo muy rápido. De pronto el agua bajaba con tanta potencia que pensamos que rompería la puerta», relata la profesora Ortrud Meyer, de 36 años, atrincherada junto a sus suegros en casa y sin saber desde el jueves qué ha sido de su marido. «Pensamos que lo más seguro era subir al tejado, así que hemos dormido allí. Lo de dormir es un decir. Rezábamos para que amaneciese y cuando salió el sol, pudimos ver que nuestra calle había desaparecido. No queda ni el asfalto. Faltan casas enteras. Es muy difícil de asumir».
La canciller Merkel, de visita oficial en Washington, hizo llegar desde allí su consternación. El presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, se dirigió a la ciudadanía: «Es hora de responder con unidad nacional y no decepcionar las expectativas de quienes lo han perdido todo». «Solo cuando se retire el agua podremos apreciar la verdadera dimensión de la tragedia», auguró. «Las terribles imágenes que nos asolan pasarán, pero no olvidaremos a las víctimas ni a los damnificados», prometió.
Alemania no había vivido un diluvio de estas dimensiones en los últimos cien años, una situación meteorológica extraordinaria y de desarrollo errático en la que, el 14 de julio, el territorio oeste del país recibió en solo 24 horas el doble de precipitaciones que recibe en promedio durante todo el mes de julio, según los datos publicados por la Agencia Meteorológica Alemana. Ya el día anterior se apreciaban datos fuera de lo común. Mientras a orillas del Oder se asfixiaban a más de 30º, junto al Rin llovía y apenas se alcanzaban los 15º.
En ese contexto entró en juego la tormenta Bernd, que llegaba desde el Mediterráneo, tras pasar por el sur de Francia, cargada de aire caliente que había recogido en el norte de África y que descargó finalmente sobre Alemania. Apenas había viento en el oeste del país, por lo que Bernd permaneció inmóvil, condensando y dejando caer toda la humedad sobre una zona de extensión relativamente reducida y con una de las densidades de población más altas de Europa. El mapa de baja presión propició dos días lloviendo sin parar sobre los Bundesländer de Renania-Palatinado y Renania del Norte-Westfalia.
«Lo que hemos visto fue un evento de lluvia extremadamente continuo, ya que se prolongó durante un período de 48 horas», explica Andreas Friedrich, del Servicio Meteorológico Alemán. Los meteorólogos hablan de lluvia continua cuando la precipitación de al menos 25 litros por metro
Cuarenta litros por hora durante dos días en una de las zonas con más densidad de población de Europa abonó el desastre
Las fuertes lluvias se produjeron, además, en una zona minera cuyo subsuelo está recorrido por grandes túneles
cuadrado dura más de seis horas y en Alemania se estuvieron recibiendo un promedio de 40 litros por hora durante dos días. «Todas las mañanas medimos la cantidad de precipitación durante las últimas 48 horas –dice Friedrich–. En la zona del Ruhr, que se vio particularmente afectada por las tormentas, cayeron más de 160 litros de lluvia por metro cuadrado entre el martes y el jueves por la mañana. En el Eifel fueron entre 140 y 160 litros». «Si junio fue demasiado seco en algunas regiones de Alemania Occidental, julio ya es, evidentemente, mucho más húmedo que el promedio. Solo en las últimas 24 horas, en Colonia ha caído el doble de las precipitaciones normales de julio», continúa.
Fenómenos extremos
Muchos meteorólogos e investigadores del clima están convencidos de que estos fenómenos meteorológicos extremos aumentarán en el futuro. La ministra de Medio Ambiente alemana, Svenja Schulze, se precipitó ayer a atribuir al cambio climático lo sucedido y asegurar que «la tormenta nos muestra que el cambio climático ya ha llegado a Alemania, son cantidades de agua históricas las que estamos viendo», al tiempo que pedía más medios y financiación para la protección del clima. Los meteorólogos, en cambio, pedían calma en las conclusiones.
«Es cierto que no se puede atribuir al cambio climático un evento inusual, pero su relación es notable. Los eventos extremos que estamos viendo este año cumplen con nuestras expectativas», dice Fred Hattermann del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático. Este experto señala además que el planeta «ya está en medio del cambio climático». «La temperatura en Alemania es de media casi dos grados más cálida que en la era preindustrial y este aumento de temperatura da como resultado una atmósfera más cálida que puede contener más humedad. Esto significa que ha aumentado el potencial de lluvias más intensas», dice.
Otros expertos apuntan a un factor adicional. La catástrofe se ha producido en una zona de tradición minera y reconvertida desde los años 80, cuyo subsuelo es recorrido por grandes túneles de excavación y pozos abandonados a través de los cuales el agua habría encontrado vías abiertas y que pueden haber contribuido a impulsar las fuertes corrientes.