«SIN TIEMPO PARA QUE UN CUERPO HECHO A MEDIDA DEL SUFRIMIENTO PUEDA, DE GOLPE Y PORRAZO, ASUMIR ESO QUE LLAMAN ‘LA RECONVERSION’»
de la brigada asturiana de salvamento que fueron a Totalán (Málaga) desinteresadamente a tratar de rescatar al pequeño Julen, y también sus primos de las hondonadas de Laciana, que tenían «el petate listo» por si había que salvar una vida dándole la vuelta al mapa patrio.
El minero prejubilado nos enseña la topografía profunda de la zona mientras se coloca el medidor de gas, lo que antes era la lámpara y mucho antes el canario («él no vivió esa época»). El minero recuerda la combustión de los gases y los roles que se jugaban en estas quebradas cuando la vida dependía del vigilante y el equipo tenía «que ser una orquesta bien afinada». El minero, que llamaremos Luis por respeto a su natural tímido, cuenta en la explotación más pequeña cómo el barrenero sujetaba los bajos cielos minerales con crucetas metálicas y de madera. Y cómo el picador sacaba el jornal al peso, y cómo en el entrar en la bocamina salía y sale el vaho y la temperatura, aún en verano, desciende hasta lo insoportable. De entrada, cualquier perforación en estos montes lacianiegos era actividad de riesgo. Que los trabajadores no fueran creyentes, no les impedía un altarcito a Santa Bárbara ni la procesión, emocionante y sectorial, del Cristo de los Mineros. Porque Dios hecho Hombre también anda entre cascos y linternas. Y no le duelen prendas a la
El Valle es hoy un paraíso de la desesperanza
hora de esa eternidad con la que tanto han tenido que bregar: «Mis cenizas irán a parar a la mina, por éstas».
Y es que «se ama este mundo como el taurino ama el suyo», exclama Luis, que colabora con no pocas asociaciones que tratan de dar a conocer esta arqueología industrial que no hace ni cuatro años que desapareció y que dejó a Villablino, Caboalles de Abajo, Caboalles de Arriba y demás localidades con mucho de hermandad. Hasta editaban una revista con información de la cotización del carbón, las ofertas de equipamiento y una sección de miscelánea en la que alguien, sacando tiempo al descanso, pudo firmar unos poemillas con ese estilo alegre y fatalista que tienen los de este gremio.
En Villablino, centro neurálgico del Valle, los sindicatos mayoritarios tienen edificio conjunto –‘sororitario’– frente al