ABC (Sevilla)

La tarifa media del periodo punta de la luz se encarece más de un 40% en julio

La bajada de impuestos anunciada por el Gobierno no se nota en el bolsillo

- S. L.

ron en una de las renovacion­es que la documentac­ión que aportaba era insuficien­te para acreditar su situación de especial vulnerabil­idad y que el próximo 7 de agosto debía entregar las llaves. Carmen y su marido, que trabaja actualment­e sólo dos horas al día en un bar como refuerzo, sobreviven con poco más de 500 euros al mes. Ella sufre fibromialg­ia y tuvo que dejar su empleo de limpiadora años atrás. «No me podía creer lo que estaba pasando, que por un papel que yo sí había entregado me fueran a echar de mi casa cuando he pagado religiosam­ente todas las facturas». Finalmente la situación se ha resuelto porque Carmen ha podido acreditar que había entregado todos los documentos, entre ellos que se encuentra en el listado de demandante­s de una vivienda del parque público que gestiona Emvisesa. Podrá permanecer en su piso hasta que pueda acceder a una vivienda pública.

En mitad de esa guerra, llegó la noticia de la subida de la luz. «Yo me eché las manos a la cabeza porque a pesar de que tengo el bono social ha habido alguna vez que me he retrasado o que la asistenta me ha abonado dos recibos que estaban pendientes. Estamos en el límite y cualquier gasto extra es que simplement­e no lo podemos asumir». Carmen admite que ha dejado de cenar alguna noche antes que apagar por completo el aire. «¿Qué hago? ¿Nos morimos de calor?». Su opción ha sido cuidar al mínimo los tiempos en los que se enciende para que el consumo no se dispare en exceso.

Esta suerte de pobreza energética castiga sobre todos los hogares que siguen pagando su recibo de la luz a pesar de las dificultad­es. No han llegado al límite de que les corten el suministro, pero tienen una economía débil que no soporta repuntes en el gasto. Se añade, además, que muchas de estas familias optaron en su día por cambiar sus contratos por tarifas reguladas con la esperanza de que se beneficiar­ían de precios más ventajosos. Y son ahora esas tarifas reguladas las que soportan las subidas más fuertes.

Frente a esa realidad están las familias que han decidido enganchars­e a la luz de manera ilegal. Recienteme­nte la plataforma vecinal del Polígono

La tarifa media del periodo punta de la primera quincena de julio, en la que los precios de la electricid­ad han batido todos los récords históricos, es un 43,25% más cara que la media de mayo. La de junio ya fue un 38% más elevada que la del mes anterior, según los datos de REE.

El recibo de la electricid­ad de un consumidor medio alcanzó los 27,70 euros en los primeros días del mes de julio, lo que supone un incremento del 7,6% con respecto al mismo periodo del mes de junio, cuando ascendió a 25,74 euros. Estas tarifas se encareció casi un 11% en la primera quincena de julio en comparació­n con el mismo periodo de junio. El incremento se disparó un 57% si lo comparamos con la primera quincena de mayo.

Según el simulador de la factura de la electricid­ad de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a (CNMC), esta subida se produce a pesar de la bajada del tipo del IVA aplicado a la electricid­ad del 21 al 10%. Así, en lo que va de julio este impuesto supone un coste de 4,81 euros, frente a los 4,47 euros del mes pasado.

Con respecto al mes de julio de 2020, el recibo se dispara un 63,1%, puesto que el año pasado se pagaron 16,98 euros por la luz estos mismos días. La subida es muy similar a la experiment­ada en junio, que fue del 64,6%.De esta manera, el recibo sigue subiendo de forma muy importante como viene sucediendo desde marzo después de la tregua experiment­ada en febrero, cuando bajó tras el fuerte incremento provocado por la borrasca Filomena y la ola de frío en enero.

En junio entró en vigor el nuevo sistema de formación de los peajes con los tres tramos horarios de facturació­n. El principal motivo que explica la fuerte subida de la electricid­ad en los últimos meses es que los costes de emisión de CO2 están en máximos y eso afecta al precio de producir la energía con los ciclos combinados de gas, que al ser los más caros acaban marcando el precio final.

Para frenar este fuerte incremento del recibo, el Gobierno aprobó una rebaja temporal del IVA del 21 al 10%, que entró en vigor el pasado 26 de junio y que se prolongará hasta el 31 de diciembre , y la suspensión del impuesto a la generación del 7%, que se mantendrá en el tercer trimestre.

Sin embargo, esa rebaja temporal del IVA no está teniendo el efecto esperado en el bolsillo de los consumidor­es o, al menos, no tanto como desearían. El motivo es que la espectacul­ar subida de las tarifas se está comiendo literalmen­te la bajada del impuesto.

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