ABC (Sevilla)

PSC Sociedad Limitada

- MARÍA JESÚS PÉREZ

Fomento, Aena, Renfe, Adif… todo. Hasta llegar a Paradores e Indra y a la Secretaría de Estado de Comunicaci­ón, con un político del PSC para que se haga y se diga como ellos quieren. Pues eso, nada de repartir con otros poltronas, las mejor pagadas por cierto

LA ‘rama’ catalana del cabalga al tigre del independen­tismo en nombre de Pedro Sánchez a cambio de ocupar las infraestru­cturas estratégic­as y las poltronas corporativ­as mejor pagadas de

España, que para hacer caja no hay fronteras. Ministerio de Fomento, Aena, Renfe, Adif… todo. Hasta llegar a Paradores e Indra y a la

Secretaría de Estado de Comunicaci­ón, con un político del PSC –Francesc Vallès– para que se haga y se diga como ellos quieren... Y es que Roma no paga a traidores, pero los favores sí. Y estos se devuelven en tiempo, forma y con intereses. El ‘presi’ lo tiene interioriz­ado. Y en esas estaba, está y estará. Hasta el infinito y más allá. Con permiso del PP. Alfombra roja. Paradojas de la vida.

El caso es que Sánchez ha sabido como pocos socialista­s al frente del poder estatal profesiona­lizar la tradiciona­l cuota política del PSC. Y así, a lo tonto, hoy la cédula catalana está arrampland­o con todas las infraestru­cturas del

Estado, donde por cierto, ¡oh sorpresa!, van los fondos en grandes partidas.

Digamos que la operación asalto arrancaba en octubre pasado con el nombramien­to del exalcalde de Barcelona Jordi Hereu como presidente de Hispasat y, después, coser y cantar. Hasta ayer mismo. ¡Para qué quedarse con la parte si se puede aspirar al todo! Dicho y hecho. El presidente del ‘desgobiern­o’ español no solo ha mimado a la formación en el Consejo de Ministros, sino que también ha trufado las compañías y entes públicos de nombres ligados a los socialista­s catalanes. Un guiño a un partido político que fue determinan­te en su desembarco en el poder y que ha provocado que desde entonces antiguos dirigentes del Partido Socialista en Cataluña controlen empresas clave para nuestras infraestru­cturas, que facturaron más de 8.200 millones de euros en el año de la pandemia y controlan la friolera de 72.000 empleos. Ahí es nada.

Ahora, que la buena entrada del

PSC se produzca tanto en los nombramien­tos más obvios como en otros que a menudo pasan desapercib­idos –el de las empresas estatales– canta la Traviata. Eso sí, han sabido hacer valer su recuperado y tradiciona­l peso específico político. Algo también que la victoria de Salvador Illa en los comicios autonómico­s de febrero reforzó en esta última legislatur­a. Pues... que algún ‘sobrao’ no lo pierda de vista porque el PSC goza ya de una más que clara bicapitali­dad: Illa en Barcelona e ‘Icetilla’ en

Madrid, tras su jibarizaci­ón desde Política Territoria­l a Cultura y Deporte. Dos chicos PSC mejor que uno para, si se tercia, hacerle el sándwich al ‘presi’. ¡Ojo al piojo Sr. Sánchez! Avisado está.

Lo dicho, todo fue empezar y ya... Uno de los casos más descarados fue el de Indra, con Marc Murtra al frente, en sustitució­n de

Fernando Abril-Martorell. El cambio supuso pasar de un perfil técnico como Abril-Martorell, que llevaba en el cargo desde 2015 y había sobrevivid­o al trasvase de poder de Rajoy a Sánchez, a uno mucho más político, porque

Murtra, alternando con su dedicación al sector privado, acumula años de experienci­a en la

Administra­ción, siempre vinculado al PSC, partido en el que sigue militando, que uno gira y gira y las puertas, ya saben, se quedan abiertas de par en par.

Tampoco perder de vista la vuelta del PSC metropolit­ano al gabinete Sánchez, al Gobierno con apellido, de momento, de España, que al paso que vamos... Porque a la tradición que engrosaron alcaldes del cinturón rojo barcelonés como José Montilla, Celestino Corbacho o Joan Clos, se suma ahora Raquel Sánchez, edil de

Gavà, que hereda otro de los ministerio­s de ‘fondos’: el de

Transporte­s, otrora del desterrado

José Luis Ábalos.

Ahora, hay otro que pica la puerta monclovita: Roures. Habrá que ayudarle, que para eso está el comando Zapatero en las inmediacio­nes mediático-políticas. Urge un viaje a La Habana, en ‘Súper Falcon’ por supuesto, del expresiden­te para montar una cumbre de tráfico de intereses, estrechar lazos de sangre y darle vidilla a los oscuros rasputines que igual se ofrecen para arreglar el lío de

Huawei que el mapa mediático. Mientras tanto Sánchez... en su nube, literalmen­te, y en lugar de ir a la capital cubana e interesars­e por lo que está pasando en aquel país que para él es una forma de decir que «España es una democracia», emprende el vuelo para iniciar la gira por EE.UU. Aunque el ‘presi’ de allende los mares, Joe Biden, ya se ha ocupado de que no se le acerque a kilómetros a la redonda. Encuentros de medio pelo y mendigando entrevista­s con medios locales. Eso sí, alardeando va de llevarse al CEO de la empresa de cargadores eléctricos Wallbox, Enric Asunción, a su periplo americano a ver si atrae inversión cuando curiosamen­te Ana Botín comenta en sus redes haber financiado a Wallbox y haber hecho posible el éxito que es hoy día. Y digo yo, ¿no sería mejor que el presidente se llevara a Botín y se dejara de gaitas? No tiene remedio.

Biden, eso sí, acaba de recibir a la que me dicen ha conseguido que

EE.UU. vaya a abrir las fronteras con Europa esta próxima semana: la canciller alemana, Angela Merkel, quien incluso de salida impone infinitame­nte más que el resiliente. Y es que no se hace respetar quien quiere sino quien puede. Dicho queda.

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// EFE Pedro Sánchez, acompañado por Salvador Illa y Miquel Iceta
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PSOE

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