Redescubrir a José María Pemán
Siempre se ha considerado el verano como un tiempo adecuado para leer. Y es buen momento para redescubrir autores extraordinarios muy cercanos en el tiempo y en el espacio. Este es el caso de José María Pemán, un escritor gaditano que se sintió muy andaluz y muy español, que tocó todos los géneros literarios y que su lectura produce alegría, esperanza, paz, respeto. Y que todas sus obras tienen un sustrato religioso impresionante. Basta una cita, tomada del ‘Elogio de la vida sencilla’: «Solo le pido a Dios, casa limpia en que albergar, pan tierno para comer, un libro para leer y un Cristo para rezar». Gran suerte la de haber leído a Pemán, gran suerte conocer a Pemán por sus escritos, por sus obras, y gran suerte la de Cádiz de tener entre sus hijos un hombre tan extraordinario como José María Pemán. Sirvan estas líneas para animar a leer la obra de José María Pemán, acercarnos a sus escritos libres de prejuicios, con mirada limpia y mente abierta. Puede ser un redescubrimiento magnífico, y muy adecuado para este verano.
En la información de ABC sobre un reciente homenaje a los profesores jubilados de Altair se incluían las siguientes palabras de uno de ellos: «Altair no es un colegio más y no lo ha sido nunca». Esto, que quizás sea anhelo común de cualquier colegio, en el caso de Altair nos resultó especialmente fácil de comprobar a quienes, procedentes de otras zonas de Sevilla, acabamos coincidiendo en sus aulas por diferentes razones en los setenta del pasado siglo; además de ser testigos de la entrega y dedicación de unos profesores y formadores en el entorno de una realidad socioeconómica muy dura. Es difícil negar que gran parte del desarrollo que se ha ido produciendo en la zona donde se ubica el colegio, se deba a los efectos de la labor educativa de Altair en los alumnos y sus familias. Un ejemplo de trabajo bien hecho.
La noticia de que el alcalde quería poner en marcha su plan de aparcamientos subterráneos es cíclica. El único que me llama la