Las obras han sido dirigidas por el restaurador Sebastián Martínez Zaya, que ha hecho una limpieza integral de los retablos
La restauración de sus dos retablos laterales culmina el proceso iniciado en 2014
El santuario de Consolación de Utrera es uno de los centros religiosos más importantes y con más historia de toda la provincia de Sevilla, siendo un templo que cuenta además con un importante patrimonio artístico. En 2020 se llevaba a cabo una restauración integral del retablo principal de la iglesia, el que se encuentra en el altar mayor, una intervención que se ha visto ahora completada con la limpieza y consolidación de los dos retablos laterales, que datan también del siglo XVIII.
De esta manera, las personas que se han adentrado en los últimos días en este templo utrerano han podido disfrutar con una nueva visión de los dos citados retablos, los cuales cobijan por un lado las dos imágenes titulares de la hermandad de Muchachos de Consolación, el Cristo de El Perdón y la Virgen de la Amargura y por otra lado una valiosa imagen de San Francisco de Paula. Las obras se han extendido a lo largo del último mes y medio y han sido dirigidas por el restaurador e imaginero utrerano Sebastián Martínez Zaya, una persona que conoce muy de cerca estas dos obras artísticas que le dan personalidad al santuario utrerano.
Los operarios han llevado a cabo principalmente tareas centradas en la limpieza y en la consolidación de ambos retablos, que estaban bastante deteriorados a causa del paso del tiempo y su exposición a condiciones de humedad. Uno de los asuntos que más preocupaba a los técnicos era la fijación de los retablos a los muros del templo, que se encontraban en muy malas condiciones, por lo que ha sido un aspecto que ha podido ser mejorado de manera sustancial.
Los restauradores también han tenido que fijar piezas a los propios retablos que se habían desprendido y que se encontraban depositadas en las cornisas. Otro de los aspectos más importantes de la intervención ha sido la limpieza a fondo que se ha llevado a cabo en ambos retablos, que presentaban puntos que se encontraban en estado muy preocupantes, a causa por ejemplo del humo de las velas que durante mucho tiempo se encontraban en esta parte del santuario y que habían provocado efectos negativos. Tras la finalización de estas obras llega a su fin un ciclo de intervenciones sobre los retablos del santuario de Consolación que comenzó en 2014 cuando se ponían los cimientos de la restauración del retablo del altar mayor.