ABC (Sevilla)

La hora del sieso

La política actual de eslóganes y ocurrencia­s necesita de más siesos que se dediquen a trabajar

- MANUEL CONTRERAS

Cuando José Luis Sanz me llamó para contarme que iba a ser candidato a la Alcaldía de Tomares, allá por 2007, le felicité, le deseé suerte y colgué el teléfono pensando que se iba a pegar un castañazo de padre y señor mío. Sanz era uno de los jóvenes dirigentes de los que se había rodeado Javier Arenas para renovar el PP tras acceder a la Presidenci­a, en 1990, y hasta entonces había desempeñad­o diversas responsabi­lidades en la cocina del partido, alejado de los focos mediáticos. Era un político discreto y eficaz, pero con un carácter reservado que parecía incompatib­le con la parafernal­ia electorali­sta, sobre todo en un partido liderado por un encantador de serpientes como Arenas. Desde entonces, la historia es conocida: Sanz hizo una campaña agresiva y ganó contra todo pronóstico las elecciones derrotando al PSOE, que llevaba años gobernando el municipio. Tras un mandato en minoría, el PP obtuvo en las siguientes elecciones una mayoría absoluta que ha renovado hasta hoy. Sanz sigue siendo un tipo serio que no regala sonrisas lisonjeras, pero es difícil encontrar a alguien en su municipio, sea de la ideología que sea, que hable mal de él.

El acuerdo en el PP para que José Luis Sanz sea el candidato a la Alcaldía de Sevilla era la opción más lógica en un partido que necesita consolidar cuanto antes un liderazgo solvente en Sevilla. Cuenta con el respaldo de las encuestas y del éxito de su gestión, y su estilo prudente ayudará a sosegar las aguas del partido en una provincia en la que sobra visceralid­ad. Sanz tiene el respaldo de Génova, pero sabe que no puede ser candidato contra San Telmo. De su capacidad para generar consensos dependerá su éxito.

Para el PP, definir su candidato al Ayuntamien­to de Sevilla es tan urgente como era para el PSOE poner cara a su candidato a la Junta. Al margen del calendario de designacio­nes oficiales, cuanto antes cierren los populares la incertidum­bre y el vacío de poder en Sevilla, mayores serán sus opciones electorale­s. De Sanz van a decir sus rivales que es de Tomares y que es un sieso. Ambas cosas son más aparentes que ciertas: Sanz se mudó a Tomares en la madurez, como tantos otros sevillanos. Nació y se crió en la Puerta de Carmona, estudió en el Portaceli, es hermano de San Isidoro y La Candelaria y socio del Sevilla. Y cualquiera que lo conozca sabe que no es chistoso, pero se trabaja una ironía fina. En cualquier caso, en la política actual de eslóganes y ocurrencia­s se agradecerí­a la irrupción de un sieso, un tipo que se dedique a trabajar y tomar decisiones en lugar de generar frases polémicas. A Sevilla no le fue nada mal con Manuel del Valle, el sieso hispalense por excelencia, o Soledad Becerril, otra alcaldesa que no regalaba sonrisas. Sirva la designació­n de Sanz para reivindica­r la hora del sieso en esta España de tanta afabilidad negligente.

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