De la Magdalena a Baños: Sevilla sigue sin tener un libro de estilo
Urbanismo carece de criterio marcado para afrontar las reformas en las calles del Centro
La polémica sobre la transformación que está sufriendo el casco histórico con las reurbanizaciones va más allá del gusto estético o la funcionalidad que deban tener los pavimentos, el mobilario o los árboles y parterres que se instalen. La ciudad sigue carente de un libro de estilo que determine cómo debe ser su imagen y cuál es el camino a seguir para que haya una armonía. La reciente reurbanización de la plaza de la Magdalena ha dejado un resultado muy distinto a la de la calle Mateos Gago, que se ha llevado a cabo casi en el mismo intervalo de tiempo. Y, a su vez, ninguna de éstas tiene nada que ver con otras reurbanizaciones recientes como la de San Julián, la calle Cuna, Becas o incluso Baños.
Este último caso es paradigmático. Las peatonalización e instalación de una plataforma única se ha llevado a cabo al mismo tiempo que la que de la plaza de la Gavidia, Cardenal Spínola o San Vicente, ubicadas en el entorno más próximo. Y el resultado no puede ser más heterodoxo.
El Ayuntamiento prometió que iba a aprobar una ordenanza de Paisaje Urbano y que ésta se iba a incluir dentro del Plan Director del Patrimonio Municipal. En este último caso, incluso, se aseguró que el retraso en su redacción fue como consecuencia de la inclusión de este capítulo. El pasado mes de mayo se presentó este plan que fue encargado a la Universidad de Sevilla y en ella viene incluido el capítulo ‘Plan de acción del paisaje urbano histórico’, con el objetivo de establecer una política integral y holística, pero se queda meramente en una cuestión filosófica, que no concreta cuál debe ser el patrón a seguir.
Para ello, se deben aprobar esas ordenanzas, cuya asistencia técnica encargó Urbanismo a final de año a la entidad Territorio y Ciudad. Y, en el documento presentado, se recomienda la conservación de los pavimentos históricos y avisa de los problemas que puede acarrear el uso privativo de las plazas y de algunas calles relevantes en el Casco Antiguo.
Esta asistencia técnica sumada al Plan Director del Patrimonio Municipal se han elaborado a la par de las reurbanizaciones que se han acometido y que, precisamente, alteran todo aquello que se recomienda preservar. Y, además, sin seguir ningún tipo de criterio, convirtiendo la imagen de las calles y plazas reformadas de la ciudad en una suerte de estilo ecléctico que no guardan relación entre sí.
El nuevo capítulo de esta ausencia de libro de estilo es la calle Zaragoza, cuyo proyecto lo ha parado la propia Gerencia de Urbanismo mientras evalúa una modificación que se adapte a las recomendaciones de la Comisión de Patrimonio y evite que resulte tan polémico como los anteriores.
El Ayuntamiento ha realizado obras al mismo tiempo que encargaba planes que contradicen el resultado de éstas