El goteo de casos de coronavirus dispara las alarmas en Japón. Nueve contagios más sacuden a la organización, que pide extremar las precauciones y no descarta ningún escenario si la situación se complica
Aunque los Juegos se inauguran el viernes, hoy ya empieza la competición en Tokio 2020 con el programa de fútbol, en donde España, en categoría masculina, parte con serias opciones a medalla En el centro de entrenamiento cerca de la central siniestrada de
Sin espacio para el fútbol, así estuvo funcionando hasta julio de 2018, cuando fue parcialmente reabierto para los entrenamientos. Pero su reforma definitiva no tuvo lugar hasta el 20 de abril de 2019, cuando recuperó su misión como centro de alto rendimiento del balompié japonés. Con sus instalaciones remodeladas, ocupa 49 hectáreas que incluyen un estadio para 5.000 espectadores, ocho campos de césped natural y tres de hierba artificial. Además de gimnasio y piscina, cuenta con un estadio cubierto con una cúpula de cristal para poder jugar en caso de lluvia. Disponible para entrenamientos y seminarios, tiene alojamiento para 200 visitantes y ha acogido a otras selecciones nacionales como la de Argentina en el Mundial de Japón y Corea del Sur de 2002 y, en 2019, a la de rugby de ese mismo país durante la Copa del Mundo.
Como símbolo de la recuperación del noreste de Japón (Tohoku) tras el tsunami y el desastre nuclear de Fukushima, J-Village fue el 25 de marzo el punto de partida de la llama olímpica. Aunque no asistieron espectadores por las restricciones del coronavirus, la primera llama la prendieron las jugadoras de la selección femenina, que en 2011 hicieron la proeza de ganar su primer Mundial. Conocidas como las ‘Nadeshiko’ –el nombre de la planta que simboliza el ideal de belleza nipón– tuvieron tan gran honor por haber protagonizado el mayor éxito deportivo de Japón. Sin mascarilla contra el coronavirus ni contra la radiación, corrieron sonrientes con la llama para escenificar el florecimiento olímpico de Japón gracias al fútbol atómico de J-Village.