Desmontando a Amy Winehouse: diez años sin la ‘Lady Day’ de nuestro tiempo
La ahijada de la malograda estrella, la también cantante Dionne Bromfield, recuerda su relación en un documental
—A veces se dan esas circunstancias. En un concierto puedes sentir un vacío completo y olvidar quién eres. Esa percepción de que estamos por encima de todo puedes sentirla por momentos, pero también hay otros en los que eres una persona absolutamente frágil, débil.
—Que les veamos como a semidioses también tiene su lado bueno. Cuando hizo aquellas llamadas a personas que necesitaban apoyo durante el confinamiento, el efecto tan especial que generaron se debe a eso.
—De eso se trataba. Yo puedo significar mucho para mucha gente, pero para mí lo más importante es que haya una comunicación íntima. Cuando llegó el confinamiento, intenté demostrarle a fans y no fans que incluso una persona famosa como yo podía prestar atención a sus
problemas.
El 20 de julio de 2011, tres días antes de morir, Amy Winehouse cantó con su ahijada, Dionne Bromfield, en el iTunes Festival de Londres. En ese momento nadie imaginaba que sería el último escenario que pisaría la autora de ‘Back to Black’, y la joven promesa no pudo saber que el dueto se convertiría en una pequeña maldición. «Yo fui la última persona con la que estuvo en el escenario, y automáticamente la gente sintió que eso significaba algo», dijo tras el fallecimiento de su madrina. «Me gustaría continuar el legado de Amy, pero es una gran presión que haya gente que piense que realmente puedo hacerlo».
Dionne conocía a Amy porque sus padres eran amigos. La futura estrella era trece años mayor que ella, pero le cogió mucho cariño y poco después de aceptar ser su madrina, cuando ya era famosa en el mundo entero, aprovechó su posición para abrirle camino en el negocio convirtiéndola en el primer fichaje de su propio sello discográfico, Lioness Records. «La primera vez que oí cantar a Dionne no podía creer lo que estaba escuchando, una voz tan asombrosa en una chica tan joven. Ella es mucho
«La gente tiene la imagen de que Amy era una maleducada, pero solo era muy honesta», advierte su ahijada
mejor que yo a su edad», dijo Winehouse en su presentación en sociedad. Le publicó dos álbumes, ‘Introducing Dionne Bromfield’ y ‘Good for the Soul’, que salió apenas tres semanas antes de la letal sobredosis de alcohol del 23 de julio de 2011.
Diez años después Bromfield regresa por partida doble, con un nuevo single llamado ‘Silly Love’ y un documental que se adentra en la relación especial que tuvo con la ‘Lady Day’ de nuestro tiempo, que podrá verse en España el 29 de agosto a través del canal MTV. ‘Amy Winehouse & Me: Dionne’s Story’ rinde homenaje a la cantante, ganadora de cinco premios Grammy, en un viaje personal en el que Dionne comparte los mejores y peores momentos de su inquebrantable relación, aportando materiales exclusivos. «No puedo expresar lo terapéutico que ha sido este viaje para mí. Por fin puedo avanzar hacia el siguiente capítulo de mi carrera sabiendo que he afrontado emociones que han estado reprimidas durante años», asegura Bromfield. «Espero que este documental muestre a Amy como algo más que una persona que luchó contra la adicción y, además, muestre a la increíble persona que era. Nadie vio su lado maternal».
Divertida y dulce
En sus respuestas durante un encuentro de zoom con la prensa, en el que están vetadas las preguntas sobre los problemas con las drogas, Bromfield enfatiza constantemente lo poco que se sabía de la «verdadera» Amy, una chica «divertida, amable, dulce, y respetuosa con la gente mayor». Entre anécdotas de lo más entrañables, dice en varias ocasiones que el motivo de hacer el documental es «mostrar lo dulce» que era y «desmontar algunos prejuicios» que se tiene sobre su leyenda.
«La gente tiene la imagen de que era una maleducada, pero solo era muy honesta», asegura. Y es que ella misma también sintió en su carnes esa honestidad brutal. Cuando Bromfield preparaba su primer disco, una colección de versiones, Amy escuchó su interpretación del mítico ‘Mr. Postman’ de las Marvelettes, y no se cortó un pelo en decirle que no le gustaba. «Me dijo que si cantaba cosas como esa tenía que hacerlo bien, darlo todo con convicción. Yo le respondí que me daba igual, que iba a grabarla de todas maneras. Me ofendió, pero lo reescuché con atención y me di cuenta de que tenía razón».