Arresto domiciliario
Jamás olvidaré cuando empezó la pandemia y el presidente del Gobierno, con un lenguaje bélico, logró asustar a toda la población al comunicar el confinamiento que teníamos que soportar para luchar contra el maldito virus. No podíamos salir de nuestros domicilios de no ser para trabajar en una actividad esencial o para las compras fundamentales. Así estuvimos casi dos meses; nos restringían el derecho a la movilidad a toda la población. Ahora, año y medio después, el TC declara inconstitucionales las medidas de reducción de la movilidad. Como siempre la Justicia llega tarde, pero llega y es justa, aunque ya las secuelas sicológicas que haya dejado a parte de la población no tienen solución.