Moreno defiende su gestión en salud pero oirá a la oposición

o hay ninguna bancada en el Parlamento que esté en calma. En todos los partidos (sí. También en el PP) hay conflictos internos, cambios en los escalafones y miradas a las espaldas por lo que pudiera pasar. Tal vez sean tantos meses de pandemia o la situación de la política en Andalucía pero lo cierto es que el Parlamento andaluz

Ncerró ayer su período de sesiones hasta septiembre en un clima crispado. Tal vez la imagen del día fue la de la nueva dirección del grupo socialista entrando por una puerta, con las cámaras correspondientes... y Susana Díaz junto a José Fiscal accediendo por otra y ocupando un escaño en la última fila de la bancada. Todavía sigue siendo diputada en la Cámara andaluza ya que hasta septiembre no tomará posesión efectiva como senadora por la comunidad autónoma.

Como correspondía a la situación social, la Sanidad fue el principal asunto en las preguntas formuladas al presidente. En ellas se centraron las portavoces de Unidas Podemos, Inmaculada Nieto; y el PSOE, Ángeles Férriz, quienes centraron sus críticas en la situación de la Atención Primaria.

Moreno defendió su gestión, «hemos invertido 307 millones de euros sólo este año y 700 millones más para la Atención Primaria, además de lanzar una oferta pública de empleo de 4.000 plazas cuando hasta el año 2018 se despidió a ocho mil profesionales sanitarios», argumentó el presidente andaluz.

Pero a pesar de ello, Juanma Moreno reconoció que la Atención Primaria «está mal, nos preocupa» y se mostró dispuesto a hablar con la oposición sobre las mejoras que sean necesarias. Así, el PP y Ciudadanos, los partidos que sustentan al Gobierno andaluz, aprobaron la creación de un grupo de trabajo sobre sanidad en la Cámara andaluza. Una propuesta