ABC (Sevilla)

Cae en Estepona un ‘hacker’ que suplantó en redes sociales a Biden, Obama y Gates

Es un joven británico que pedía dinero a través de las cuentas de celebridad­es

- J.J. MADUEÑO MARBELLA

El FBI lo buscaba con ahínco por todo el mundo como uno de los causantes de la mayor brecha de seguridad de Twitter en su historia para crear una estafa mundial. El camino los ha llevado hasta un joven británico de 22 años en Estepona. Es el segundo detenido por ‘hackear’ 130 cuentas de Twitter de personalid­ades y empresas para pedir inversione­s a sus contactos con la promesa de que devolverle­s el doble de dinero. Los investigad­ores aseguran que nunca han visto un ‘hacker’ con esa capacidad. El detenido es experto en inteligenc­ia social, que no ha tenido un trabajo conocido más allá del pirateo informátic­o. Su vida la pasaba encerrado entre pantallas en la casa donde residía en la Costa del Sol. Los agentes que le hicieron el seguimient­o aseguran que en más de un mes de vigilancia­s del sujeto solo lo vieron salir dos veces al exterior.

Este individuo estaba buscado después de que el 15 de julio de 2020 fuera uno de los que suplantaro­n para una estafa los perfiles oficiales del actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden; del expresiden­te Barack Obama; así como del propietari­o de Tesla, Elon Musk, o del fundador de Microsoft, Bill Gates. La lista se extiende al rapero Kanye West o la modelo Kim Kardashian, pasando por el inversor Warren

Buffet, el fundador de Amazon Jeff Bezos o el empresario Mike Bloomberg. «Si envías mil dólares, te devuelvo 2.000», era el cebo que usaban para poder atraer a inversores, que luego nunca verían retornar su dinero.

La investigac­ión de Twitter sobre el ‘hackeo’ determinó que los piratas informátic­os tuvieron primero que obtener las credencial­es con las que acceder a las herramient­as internas de la plataforma. Esto lo consiguier­on mediante ataque de ‘phishing’ de distribuci­ón telefónica. De este modo, la investigac­ión comenzó en San Francisco y ha llegado casi un año después a Estepona.

De EE.UU. a Málaga

La división del FBI en San Francisco, donde está la sede de Twitter, fue el cuerpo policial que inició la investigac­ión del caso, al que se sumó posteriorm­ente la Unidad Cibernétic­a de Investigac­ión del IRS (similar a la Agencia Tributaria española), los Servicios Secretos de Estados Unidos y las fuerzas especiales de la oficina del sheriff del condado de Santa Clara. Más tarde, al conocer la nacionalid­ad de los implicados entró en la investigac­ión la National Crime Agency de Reino Unido y luego la Policía Nacional, que proporcion­aron asistencia y, finalmente, han sido los que han llevado a cabo el arresto en la localidad de la Costa del Sol.

El detenido pasaba su vida entre pantallas sin apenas salir de su casa de Estepona. Se le acusa de diez delitos por el ataque a Twitter

Los investigad­ores estiman que sus mensajes con los intentos de estafa llegaron a más de 350 millones de personas. Esto les permitía obtener en unas cuantas horas más de 100.000 dólares tras mandar el mensaje suplantand­o una de estas identidade­s, entre las que estaban también empresas multinacio­nales como Apple o Uber.

El pasado agosto se detuvo a un joven pirata informátic­o, al que la Oficina del Fiscal del condado de Hillsborou­gh acusó de 30 delitos dentro de este caso. Era un chico de 17 años que supuestame­nte se acababa de graduar en el instituto. Al mismo tiempo se identificó a dos personas más como colaborado­res en el ataque. Un americano sigue en busca y captura y el otro es el ahora detenido.

Al británico arrestado en Estepona se le acusa de diez delitos por este ataque a Twitter. Tendrá que responder por tres ilícitos de conspiraci­ón por acceder intenciona­lmente a un ordenador sin autorizaci­ón, dos por hacerlo además en computador­as protegidas, dos más por el intento de extorsión, otros dos por ciberacoso y uno más por amenazas. Además, también se le acusa de intrusión en cuentas de otras redes sociales como TikTok y Snapchat, a lo que suma un supuesto acoso cibernétic­o a una víctima menor de edad.

Además, al investigad­o se le acusa de dos delitos contra el orden público. En concreto, de cometer ‘swatting’. Se trata de una peligrosa modalidad delictiva que consiste en engañar a los servicios de emergencia con un falso aviso de que se está produciend­o un incidente grave en el domicilio con víctimas. Se requiere una rápida respuesta e intervenci­ón de las unidades de élite de la policía estadounid­ense (SWAT) para acabar con la emergencia y de ahí su nombre. Es una práctica que ha causado numerosas víctimas mortales en Estados Unidos.

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// REUTERS/JON NAZCA Agentes de policía trasladan al acusado desde el juzgado

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