ABC (Sevilla)

«Es muy duro que le den la medalla al segundo porque tú no tienes la nacionalid­ad»

Es el atleta del momento con sus récords en 1.500, 3.000 y 5.000 metros en apenas un mes

- Atleta RUTH BEITIA

Mohamed Katir la cabeza fría y una mente sana hubiera dejado el deporte.

—¿Quién es Mohamed Katir?

—Un chaval normal, como todo ser humano. Eso sí, me gusta ser un tío humilde, no sentirme ni mejor ni peor que nadie. No critico ni juzgo a los demás; me gusta estar enfocado en lo mío, sin meterme en las cosas de otras personas.

Es el atleta del momento. Su progresión hace que su nombre suene entre los mejores del panorama mundial. En apenas un mes, ha batido, por este orden, los récords de 5.000, 1.500 y 3.000 metros lisos de España. Tengo el placer de charlar con Mohamed Katir.

—Si antes de la pandemia te hubieran preguntado si soñabas con algún récord, ¿con cuál sería? ¿Alguno de los que acabas de batir?

—La verdad es que yo siempre he soñado con entrar en el mundo del atletismo, con ser olímpico algún día. Pero hacer un récord... lo veía difícil.

—De origen marroquí, llegas a España con 5 años. Primero tu padre, en patera. ¿Qué recuerdos guardas de aquellos tiempos?

—Mi padre es de Marruecos y mi madre, de Egipto. Como vine aquí muy chiquitito, no me acuerdo de nada. Los mayores recuerdos que tengo son de Mula, mi pueblo en Murcia. Lo demás, era muy pequeño.

—En 2019 consigues por fin la nacionalid­ad española. Un sueño.

—Sí. Más que un sueño, llevaba muchos años esperándol­a. Cuando recibí una llamada y me dijeron que pasara a firmar para recogerla... me dio una alegría y una felicidad inmensas. Ahí ya empecé a entrenar muy fuerte.

—¿Cómo has vivido la pandemia?

—Bueno, me afectó y no me afectó mucho. Tener huerta y poder dar un paseo por el monte me vino genial. Pero, a nivel de competició­n, y al no poder entrenar en pista, mentalment­e te deja destrozado.

—¿Quién es Gabi Lorente?

—Es mi entrenador. Bueno, en realidad, es mucho más; es como si fuera mi hermano mayor.

—En Murcia entrenas en algún descampado. ¿Qué les dices a esos que cuando llueve se quejan de que la pista no está al 100%?

—Yo llevo casi ocho años entrenando en mi pueblo. Pista, la verdad, la toco como mucho una vez o dos al mes. Pero no es un descampado; es un lago tapado y vallado para que nadie se meta. Está a siete kilómetros de la población y no suele haber nadie. Es una especie de bosque lleno de árboles y entrenar ahí me da una tranquilid­ad brutal.

—Sitúate al inicio de 2021. En Karlsruhe consigues el 29 de enero la mejor marca continenta­l del año en 3.000 metros, con 7.35:29. Te da el billete para el Europeo de pista cubierta, donde compites por primera vez con la selección. Llegaste con la mejor marca y entraste cuarto en meta. ¿Te supo a poco?

—A poco no, porque me lo había currado muchísimo, pero me sentía muy agobiado por la gente. Me metían la presión de tener que ganar una medalla... Me sirvió para aprender. Ahora, por ejemplo, estoy mucho más tranquilo. Pero entrar en un Europeo fue la leche.

—10 de junio, Florencia, 5.000 metros. Un registro de 12.50:79, récord de España, que permanecía inalterabl­e desde 2010. Cuéntanos todo: la salida, la primera vuelta, la llegada a meta...

—Yo sí que me veía para hacer el récord de España. Con Miguel Mostaza, mi representa­nte, estábamos esperando a ver lo que quería hacer Jakob... Nos habíamos enterado de que se proponía batir el récord de Europa, bajar de 12.49. Miguel me dijo que me olvidara del resto, que si le seguía el ritmo yo acabaría batiendo el récord nacional. Y así fue. Fui detrás suyo hasta la última vuelta... y me vino bien la estrategia.

—9 de julio, Mónaco, 1.500 metros. Paras el crono en 3.28:76. Récord de España, que tenía un tal Fermín Cacho desde hace más de dos décadas. ¿Te suena de algo?

—Nunca me podía haber imaginado hacer ese récord. Los de 3.000 y 5.000 los veía más factibles, pero el 1.500… Creo que nadie me puede bajar de la nube en la que estoy ahora mismo.

—Cuatro días después, con resaca de emociones, llegas a Gateshead y, bueno, pues a por los 3.000. Bates el récord de Isaac Viciosa. ¿Has despertado ya o todavía sigues soñando?

—Yo sigo soñando, aún queda Tokio.

—¿A qué deportista admiras?

—Siempre he admirado a Fermín Cacho, a Kipchoge y Mo Farah. Si tengo que quedarme con uno, que sea Kipchoge, por su humildad.

—Si le tuvieses enfrente, ¿qué consejo crees que te daría?

—Segurament­e me diría eso mismo, que siga soñando, ese es el truco.

—Desde los ochenta, nadie había conseguido el tridente. Entonces fue José Luis González, ¿Te asusta que la gente tenga el foco puesto sobre ti?

—No. Antes sí me agobiaba, pero, gracias a la pista cubierta, he aprendido a controlar esa presión. Al final, no queda otra que acostumbra­rse.

—¿Cuál es tu prueba favorita?

—Los 3.000, me creo muy superior.

—¿Cuántas veces has hecho planes con los Juegos Olímpicos?

—Desde el tercer día que estoy en el atletismo ya quería ser olímpico. Tres días entrenando y le preguntaba a mi preparador de entonces a ver cuándo podía ir a los Juegos. Siempre he sido muy competitiv­o, no me gusta perder. Todavía me acuerdo de mi primera competició­n: quedé el cuarto cuando solo llevaba dos semanas de entrenamie­nto.

—¿Qué no va a faltar en tu maleta?

—No va a faltar nadie; creo que voy a llevar a toda esa gente que me apoya den

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// ABC Katir, en el reconocimi­ento previo a su viaje a Tokio
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