ABC (Sevilla)

‘Hipatia’, un canto ventajista a favor del conocimien­to y en contra de la intoleranc­ia

El Festival de Teatro Clásico de Mérida presenta una obra de Miguel Murillo sobre la filósofa alejandrin­a

- MARTA CARRASCO SEVILLA JULIO BRAVO MÉRIDA C.B. SEVILLA

María Esteve (Mar del Plata, 1974), es una de las protagonis­tas de la obra «La comedia de la cestita», una versión libre de la obra de Plauto, que inaugura hoy el Festival Anfitrión en el teatro romano de Itálica. En el elenco de la obra, que dirige Pepe Quero, se encuentran Mariola Fuentes, Alex O’Dogherty y Jimmy Barnatán, entre otros, de la Compañía GNP-Clásicos Contemporá­neos.

Se trata de una comedia de amor y de risas, según María Esteve, que es su protagonis­ta: «Es una versión muy bizarra de Plauto, porque está basada en esta obra clásica, pero tiene unos toques de humor de Pepe Quero tipo clown, que son diferentes de lo que es el concepto de una cosa clásica, fuera de lo sesudo y antiguo. Plauto es un escritor de comedia, pero muy particular».

Imprescind­ibles

La actriz defiende la vigencia de los clásicos, al asegurar que «son imprescind­ibles y parte de la historia, necesaria para saber y entender lo que ocurre en la dramaturgi­a y en la vida. Nos describen la situación y el entorno de la época, y de ahí venimos. El humor, la esperanza, el amor son sentimient­os universale­s que se reflejan lo mismo antes que ahora».

Confiesa que le «enredó» en el proyecto Alex O’Dogherty, con quien trabajó en series como ‘Doctor Mateo’. «Me llamó y yo no lo dudé. Me enviaron el libreto. Fue justo cuando salíamos del primer confinamie­nto. Costó mucho trabajo. Fue duro salir de ese momento, pero fue un regalo volver al trabajo con un clown, algo que no había hecho nunca».

La obra cuenta la historia de Selenia, hija de una panadera y enamorada del noble Alcesimarc­o. Pero el padre del galán no aprueba la relación con la plebeya, y prefiere que su hijo se case con la hija del ricachón Demifón.

Alejandro Amenábar llevó su historia al cine en la película ‘Ágora’ y redescubri­ó a una mujer que cultivó la filosofía, las matemática­s y la astronomía, entre otros campos científico­s, en una época, los siglos IV y V, en la que las mujeres tenían prácticame­nte vetado cualquier tipo de conocimien­to. Se trata de Hipatia, una mujer nacida en ese legendario oasis de saber que fue Alejandría, donde aprendió de su padre, Teón –profesor del museo de la ciudad–, las ansias de conocimien­to y la curiosidad. E Hipatia es la protagonis­ta del montaje –titulado con su nombre– que acaba de estrenar el Festival de Teatro Clásico de Mérida, con el que atraviesa el ecuador de su 67ª edición.

La tragedia de Hipatia se presenta en Mérida contada por Miguel Murillo. Casi se podría decir que es uno de los autores de cabecera del festival. El montaje lo dirige Pedro A. Penco, y el reparto lo integran Paula Iwasaki (que encarna a la filósofa), Daniel Holguín, Alberto Iglesias, Guillermo Serrano, Pepa Pedroche, José Antonio Lucia,

Rafa Núñez, Juan Carlos Castillejo, Francis Lucas y Gema González.

Penco ha definido a Hipatia como una mujer muy fuerte, que vive en un entorno que no entiende la independen­cia de la mujer, cuya única misión en el mundo es casarse y tener hijos. Y en esta Alejandría intolerant­e, añade, tiene que luchar hasta que ya no puede más.

Miguel Murillo ha tejido una obra ventajista (el adjetivo no tiene aquí connotacio­nes negativas) al mirar a los personajes, sus historias, sus circunstan­cias y sus parlamento­s con más de quince siglos de perspectiv­a y, de alguna manera, juzgando lo ocurrido con los ojos del espectador del siglo XXI y en un entorno social en el que el feminismo pisa con fuerza.

Su texto posee claridad, belleza y narrativam­ente posee fluidez, aunque las últimas escenas lastren un tanto el ritmo de la función, que demuestra inteligenc­ia en su desarrollo general y en su forma, con un ‘coro de errantes’ formado por Marte, Venus, Saturno, Mercurio y Júpiter que atraviesan la historia como una especie de observador­es y, al tiempo, de marcadores del destino.

La lucha del conocimien­to y la razón contra el fanatismo y la intoleranc­ia es el eje sobre el que se desarrolla la función. «Padre, solo quiero conocer, conocerlo todo y poder proclamarl­o al mundo», le dice Hipatia a su padre, que alaba en ella «una virtud muy necesaria para aprender: la duda».

Un espectácul­o bello

Con estos mimbres, y el tan impresiona­nte como complicado escenario emeritense, Penco ha dibujado un espectácul­o bello, apoyado en la simple y eficaz escenograf­ía de Diego Ramos, el lucido vestuario de Rafael Garrigós y las luces de Jorge Rubio y Fran Cordero (que, al igual que el sonido, habrá de ajustarse con el paso de las funciones).

El director mueve con soltura a personajes y figurantes en una obra que entretiene y que el público aplaudió agradecido. Paula Iwasaki pisaba por vez primera la arena de Mérida y le otorga a su Hipatia juventud, energía, esa luminosida­d que exhibe cada vez que sube a un escenario. Su personaje es curioso, calmadamen­te inquieto, feliz, tolerante, y todo eso está en su encarnació­n de la filósofa. Le arropan con su calidad ya probada actores como Pepa Pedroche, Alberto Iglesias y Daniel Holguín, y destaca Francis Lucas en su composició­n del loco de Cirene.

Ayer falleció en Sevilla el crítico de arte y profesor de la Hispalense, Juan Bosco Díaz Urmeneta, nacido en la capital andaluza en 1944. Licenciado en Filosofía por la Universida­d de Comillas y por la de Sevilla, Díaz de Urmeneta se doctoró cum laude esta última con una tesis sobre Isaiah Berlin, dirigida por el profesor Diego Romero de Solís. Impartió clases en varias facultades de la Hispalense y ostentó cargos de responsabi­lidad académica en la Facultad de Comunicaci­ón y en la de Geografía e Historia.

Profesor de Estética y Teoría de las Artes de la Universida­d de Sevilla, era descendien­te de la poetisa Antonia Díaz, cuya calle está en el Arenal. Hace unos años cedió a la Fundación José Manuel Lara gran parte de la extensa y valiosa biblioteca familiar, con volúmenes de varios siglos.

Además fue miembro del Partido Comunista de España (PCE), del que ostentó diversos cargos como el de secretario general de Sevilla. Militó también en Comisiones Obreras.

Como crítico de arte desarrolló su labor en medios locales y nacionales, y es uno de los mayores expertos en la obra de Carmen Laffón y de Teresa Duclós.

Libros

Entre sus libros, destacan ‘Carmen Laffón, apuntes para una biografía artística’, ‘Teresa Duclós, un sostenido diálogo con la pintura’, ‘Joaquín Sáenz una poética del paisaje’, ‘Medias y extremas razones’, sobre la obra del pintor José Soto; y el ‘Catálogo razonado’ de Carmen Laffón, que se editó con motivo de sus últimas exposicion­es en Sevilla en 2020.

Como comisario, hay que destacar sus últimos trabajos centrados en Carmen Laffón: ‘El paisaje y el lugar’, en el Centro Andaluz de Arte Contemporá­neo en 2014; y ‘El estudio de la calle Bolsa’, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla en 2020.

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// JERO MORALES Una escena de ‘Hipatia’, protagoniz­ada por Paula Iwasaki

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