Todo va lento
El gran proyecto tecnológico de la Cartuja acumula inexplicables meses de retraso
UNO de los mayores proyectos de inversión privada de Sevilla vive una peripecia que, a su manera, constata la triste situación en la que se postra la capital andaluza. Acumula meses de retraso y la culpa como tal no la tiene el PSOE, ni el PP, ni Podemos. Su dilación tampoco es achacable a la feroz oposición de ningún influyente grupo conservacionista del patrimonio o de la naturaleza… Al contrario, todos parecen estar a favor. La explicación es más prosaica: tan solo es una víctima más del sistema, de una súper-estructura normativa y burocrática que permanece y se refuerza paulatinamente, mande quien mande, y sobre cuya viscosa superficie todo se ralentiza. Una atmósfera de la que otras ciudades sí han logrado zafarse.
La iniciativa en cuestión es la conocida como eCitySevilla, un proyecto que lidera Endesa para convertir a la Isla de la Cartuja en un espacio energético autosuficiente, donde se ponen en solfa todas las tecnologías para que el parque tecnológico sea un reflejo de cómo serán las ciudades en 2050. Una de las claves sería adecuar los aparcamientos aledaños de la Expo, donde la sombra para los vehículos la proporcionarían marquesinas en cuyo techo habría placas solares, que a su vez abastecerán de electricidad a la Cartuja. Parece sencillo y el alcalde de Sevilla es un fervoroso partidario de la idea; el consejero de Economía, responsable de la gestión del Parque Tecnológico de la Cartuja, también es un fervoroso partidario de la idea; en la asociación de empresas del parque tecnológico son igualmente fervorosos partidarios de la idea… Pero ha surgido un obstáculo aparentemente insalvable. El Plan General de Ordenación Urbana de 2006 prescribe que los aparcamientos en este enclave han de estar sombreados por árboles (inexistentes en esa zona), con lo cual no tendrían encaje las marquesinas solares. Así que la solución, tras meses de gestiones, puede que sea la reformulación del proyecto. Y si se realiza una propuesta alternativa, ¿cuánto tiempo va a discurrir hasta que se constate, otra vez, si el nuevo proyecto es viable?
Es inevitable mirar a Málaga. Allí la misma compañía lideró el proyecto Smart City, un laboratorio de la energía del futuro que cumplió rigurosamente sus plazos de ejecución y atesora ya más de una década de experiencia. En este tiempo se ha convertido, además, en un polo de atracción para captar nuevas inversiones (el regidor malagueño Paco de la Torre acabó fichando a la ingeniera responsable del proyecto, que hoy es la número dos del consistorio). Las cosas fluyen porque han sabido superar la atmósfera de lentitud burocrática que impregna a Sevilla.
La iniciativa de la Cartuja debería estar lista en 2025, así que hay margen de recuperar el tiempo perdido. Si no se cumple el calendario pese al apoyo político de todos los colores, será la señal de que Sevilla no está a la altura de su propio potencial para atraer nuevas empresas.