Radicalismo de pelo lacio
La líder de Podemos pide el fin del Concordato con la Santa Sede y una semana laboral de veintipocas horas
Organizar en la Complutense un curso de verano titulado ‘Los feminismos rebeldes de la cuarta ola y la impugnación del neoliberalismo’ e invitar de ponente a Ione Belarra es una garantía académica. Se aprende mucho. Con Pedro Sánchez de viaje, últimamente metido a cineasta, localizando exteriores, la ministra de Derechos Sociales ejerció ayer en El Escorial de caudillesa de Podemos y de opositora al Gobierno, que es lo que le pide el cuerpo y para lo que da más de sí. Lo que Yolanda Díaz tiene de suavona lo tiene Belarra de basta. Se dedican a lo mismo, pero la expresividad y el estilismo las distingue. La también titular de Agenda Veinte Treinta cogió ayer carrerilla para pedir el fin –«de una vez por todas», dijo con instinto plaguicida– del Concordato con la Santa Sede y de los privilegios de la Iglesia, sugerir una semanita laboral de entre veintiuna y veinticinco horas –«con los mismos salarios», añadió para aclarar dudas y mullir el sofá– y desautorizar la gira económica y las reuniones empresariales del presidente del Gobierno, al grito de «los fondos buitre no votan en el Congreso». Criticado por su vanidad de ultramar y su postureo peliculero, a Sánchez hay que reconocerle, sin embargo, el mérito y el logro de que en Estados Unidos no le hayan preguntado por ella. «¿Y si me dicen algo?». «Contestas lo de siempre, que esta gente tiene otra sensibilidad».