ABC (Sevilla)

Alegaron haber perdido una grabación de uno de los testigos que confesaba todo lo sucedido aquella noche

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Hfuera encontrada muerta, en posición decúbito supino, en la bañera. Con un golpe en el labio, las causas de su muerte siguen siendo motivo de agitado debate.

ABC ha podido constatar que Carmina pasó sus últimas horas en compañía de, al menos, dos personas. Un hombre y una mujer con los que tenía contacto habitual y que formaban parte de ese peligroso entorno con el que solía perder el control. Fuentes consultada­s por este periódico confirman que esa noche, además, Carmina envió varios mensajes de texto a otras amistades para que se unieran a la reunión. Invitacion­es que fueron desoídas o descartada­s de pleno por las horas en las que se produjeron.

Tal y como consta en el certificad­o de defunción al que ha tenido acceso este periódico, Carmina falleció a las ocho de la mañana, cuatro horas antes de que Eva Carreño se presentara sorpresiva­mente en el domicilio. Le costó acceder. Luisa, la asistenta, tardó cerca de quince minutos en abrirle la puerta. Al entrar, Carreño supo que algo no iba bien. Las puertas, salvo la de la cocina, estaban todas cerradas, algo extraño para ella. Instintiva­mente, Eva decidió actuar.

El chófer, la asistenta y la policía

Usó una llave plana para abrir la puerta de la habitación. La introdujo en el pomo y la escena que se encontró fue sorprenden­te. El televisor estaba encendido, las persianas subidas y un grifo abierto en el baño de la suite.

Desde el quicio de la puerta, Eva vio a Carmina sumergida al instante. Aunque en un primer momento pensó que se trataba de una broma pesada, pronto descubrió que el cuerpo de su amiga yacía sin vida en la bañera. En el inodoro parecía dispuesto a conciencia un elemento disuasorio, restos de sustancias estupefaci­entes. No era, ni por asomo, el lugar habitual.

Aunque el agua corría enérgicame­nte y el tapón estaba puesto, la bañera apenas estaba a la mitad de su capacidad, cuatro horas después de haber fallecido. Presa de los nervios, Carreño quiso buscar ayuda. Sin embargo y de forma misteriosa, alguien ya había avisado a Fabio, el chófer, del terrible hallazgo. ABC ha podido comprobar que fue Eva la que, tras hablar con los miembros de seguridad de la urbanizaci­ón, telefoneó al 112, cuyo equipo se personó junto a la Policía.

Declaració­n ante el grupo 5 de homicidios

Esa misma tarde, Eva Carreño prestó declaració­n voluntaria frente al Grupo 5 de Homicidios, sección 2, de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Madrid. En su personació­n en las dependenci­as, la madrileña dio habida cuenta de los últimos mensajes que recibió de Carmina, así como de las dudas razonables que tenía sobre lo ocurrido en la

Aunque el agua corría y el tapón estaba puesto, la bañera apenas estaba a la mitad de su capacidad, cuatro horas después de su fallecimie­nto

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