ABC (Sevilla)

La resurrecci­ón con novio de Esther Cañadas

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Esther Cañadas asoma en Ibiza, con un novio titán. El novio es como Mark Vanderloo, aquel marido de Esther, pero con más gimnasio. Casi llama más la atención, en las fotos, él que la propia Esther. La novedad, aquí, no es solo que haya enamorado a un apolo de greñas, sino que ha vuelto a casa, donde no la veíamos desde hace mucho tiempo. Porque Esther Cañadas es una extranjera de todas partes, pero de cuna española. Estamos ante una vikinga de Alicante, ante una dorada sirena de Albacete, que es donde muchos señalan su nacimiento, según su DNI. Ha resultado lo más internacio­nal, quizá, que hemos aportado entre las Alicias numerosas del País de las Maravillas de las modelos. A finales de los noventa se remató su apoteosis, y se retiró del tajo en 2009. Fue una rara belleza mágica. Llevaba el pelo en vendaval parado, los ojos de marítima mirada, y la delgadez de salvaje muchacha que se hubiera alimentado solo de peces. Se presentó, en su momento, allá en los noventa, a un concurso de belleza del gremio por contentar a su madre, de nombre Blancaniev­es. O sea, por callarla un rato. Pero de contentar a una madre salió de pronto un carrerón de guapa que enseguida tendría mucho catálogo del oficio. En paralelo, Esther ha venido transitand­o a veces los álbumes de la prensa sentimenta­l, donde luce con algo de rubia guadiana que no está demasiado a gusto en el papel. En síntesis, consta que se casó con Mark Vanderloo, ya citado, un guapo de su gremio, y que luego del divorcio sostuvo relaciones con Sete Gibernau, con el que también se casó. Luego estuvo en su vida Vikram Chatwal, un célebre empresario hotelero neoyorquin­o. Duró lo que duró. Más tarde, Esther nos presentaba a su hija, en la puerta de la Clínica Ruber de Madrid, ante los fotógrafos de rigor, y sin padre para la estampa memorable, según voluntad de la propia protagonis­ta. La niña vive al margen de la fama, y la madre casi también. Pero es frecuente verla de relajo en los verano de Ibiza o Formentera, como una hippie del ‘Vogue’. Como ahora. Esther triunfó, y no sabemos muy bien en qué anda, en las últimas épocas. Fue una chica de misterio, y ahora casi es un misterio de chica.

as separacion­es se anuncian ahora por el rito de lo cordial, vía redes. Desde Santi Cañizares a Ramón García,o Amelia Bono. Parece que se casaran todos de nuevo, en la reedición de unas nupcias al revés.

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// GTRES Esther Cañadas y su pareja en Ibiza

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