El joven de 13 años que tocó en la UCI para su padre
Este adolescente interpretó un concierto de chelo en la unidad de críticos del Hospital Valle de Hebrón para animar a su padre, enfermo grave de Covid, al que hacía dos meses que no veía. Bach y ‘Piratas del Caribe’ protagonizaron el repertorio
l concierto más especial de Pau. El pasado 10 de julio, poco antes de volver a restringir las visitas a los pacientes por la quinta ola de la pandemia en Cataluña, el Hospital Valle de Hebrón de Barcelona dejó que este joven de 13 años entrara en la UCI con su violoncelo para tocar para Pep Pueyo, su padre, ingresado grave por Covid. No se veían desde hacía dos meses y la actuación en directo de su hijo fue la mejor
Emedicina que podía recibir Pep. Su bonita historia se ha conocido ahora, justo cuando su padre encara la recta final de su periplo, que empezó el 3 de mayo tras dar positivo. Ayer mismo, de hecho, Pep volvió a planta.
Los aplausos fueron sonoros en una zona en la que únicamente se escuchan pitidos de respiradores y electrocardiogramas entre el silencio de profesionales sanitarios que no dejan de trabajar y de enfermos que se debaten entre la vida y la muerte. A Pau lo acompañaron su hermana pequeña, Ona, y su madre, Meritxell Sigalés, que explica a ABC la ilusión con la que acudieron ese día al Valle de Hebrón. «Les preparé previamente y les enseñé un vídeo de cómo estaba su padre. ‘¿Queréis ir a verlo?’, les pregunté. Y no hubo duda», rememora.
«Pau no se preparó especialmente. Empezó con el preludio de la ‘Suite número 1’ de Bach, que le gusta mucho. Luego preguntamos si podía tocar una tarantela. Nos pareció que quizás sería demasiado animada para una UCI, pero nos dijeron que necesitaban un poco de alegría», recuerda Meritxell. El joven, que actualmente estudia en el conservatorio de música de Badalona, prosiguió con ‘El Cant dels Ocells’ de Pau Casals y terminó con la banda sonora de ‘Piratas del Caribe’.
El personal de la UCI, exhausto tras año y medio de pandemia, también vivió una de sus jornadas más emocionantes de los últimos tiempos. Varios estudios corroboran los beneficios de la música ante una enfermedad y pocos lo dudan en este caso: días después, Pep pudo ser desconectado del dispositivo ECMO que le ayudaba a oxigenar su sangre. Cuando pudo volver a hablar contó a su mujer que la audición de su hijo le dio «paz, tranquilidad y el convencimiento de que la próxima vez que le vería tocar el chelo ya sería en casa», explica ella.
La doctora Carolina Maldonado, adjunta del servicio de Medicina Intensiva del hospital, fue la que autorizó a Pau y a Ona a entrar en la UCI. «No tengo palabras para explicar el reencuentro. Fue muy emotivo y acabamos todos llorando. Además, su música fue un bálsamo para todos», reconoce. El resto de pacientes que estaban conscientes no daban crédito al conocer la historia. «Yo creo que Pau todavía no es consciente de que el de la UCI ha sido el concierto de su vida», sentencia Sigalés.