La enseñanza hoy
el artículo que el director de ABC de Sevilla, Álvaro Ybarra, dedicaba el pasado lunes, bajo el título ‘Isabel de León en defensa de Sevilla’, a la que durante los últimos quince años ha presidido la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, y que acaba de ser nombrada presidenta de honor de dicha institución. «Figuras como esta evidencian la necesidad de una sociedad civil fuerte frente a tantos políticos que anteponen los intereses de partidos a las necesidades y deseos reales de los ciudadanos, que una vez celebradas las elecciones nos sentimos abandonados (véase Sevilla ardiendo y sin los toldos de toda la vida hasta última hora)», escribe esta lectora, para quien «se necesita poner en marcha urgentemente una estructura ágil, ya sea virtual o de cualquier tipo, donde cualquier sevillano pueda, identificándose, manifestar la defensa de nuestra ciudad y nuestros derechos». las vacunas anti-Covid. «No voy a entrar en el lenguaje que utiliza, que aparte de su calidad literaria está salpicado de abundantes palabras malsonantes y a menudo ofensivas hacia los dirigentes políticos. Según se desprende de su artículo, las vacunas que se están aplicando son de dudosa eficacia, ya que los contagios de esta quinta ola se están incrementando a un ritmo vertiginoso. Pero parece no tener en cuenta que la gran mayoría de contagiados son jóvenes que no están vacunados, y que los vacunados se contagian en un número insignificante. En anteriores olas fallecían varios cientos de personas al día, mientras que ahora mueren una o dos docenas. Señor De Prada, algo tendrán que ver las vacunas, ¿no?». «Tras casi cuatro décadas dedicado a la enseñanza», MARIO SUÁREZ ve ratificadas en la Tercera de Andrés Ibáñez «Terror en las aulas» sus ideas sobre la necesaria reivindicación del profesado. «Ratifico al cien por cien las palabras del escritor, que aunque parezcan exageradas, no lo son para nada. La presión burocrática y el control que hoy sufre el profesorado no son normales. El papeleo que se le exige sólo sirve para quitarle tiempo a lo que realmente importa en la escuela: la educación integral de los alumnos. Para ello es necesario que el profesor sea reconocido por la sociedad y que pueda realizar su trabajo con libertad. Como dice Ibáñez, una persona sometida a una humillación y un avasallamiento continuo no es feliz. Y en una ocupación tan vocacional como es esta, la felicidad es imprescindible para que no se pierda».