Una nueva carrera oficial
o mejor de la procesión del Carmen de Jerez, que no dejó de ser una decisión imprudente, fue su resiliencia. El cortejo ejemplificó un ejercicio de sobreponerse a las circunstancias de la adversidad. Lo importante era la Virgen y lo de menos era la ausencia de música y las ruedas del paso. Algo así aquí sería impensable. La oficialidad opina que hasta que toda la Semana Santa
Lno sea palmo a palmo como la última no habría que volver, como si el culto a la imagen sagrada no fuera lo único fundamental e insustituible. La actual Semana Santa de Santa de Sevilla no tiene ninguna capacidad de adaptación como si la tuvo hasta no hace mucho. Un ejemplo es la fosilización de la carrera oficial. El viernes en ABC conocimos que se iban a perder 1000 sillas en la calle
Sierpes con lo que va a suponer de drama social. El recorte no deja de ser un nuevo parcheo en un recorrido lleno de remiendos. La pandemia va a llenar la vida de oportunidades y una de ellas sería la de plantear ya de una vez una nueva carrera oficial adaptada a la demanda y a las necesidades de estos tiempos. El Consejo del difunto Sainz de la Maza vio muchos proyectos pero hay uno que es el actualizado de Jesús Creagh merecedor de tenerse en cuenta. Un neumático lleno de parches funciona, pero cada vez peor. Pensemos en la resiliencia que al final puede que no sea un concepto tan detestable.