«Tenemos un modelo basado en un sector terciario con alta precarización»
a doble entrevista tiene cierto simbolismo. Se celebra en la nave que fue de la rotativa del periódico, donde radicaba la masa crítica sindical de la empresa y se celebran las asambleas para debatir los convenios colectivos de ABC. Hoy, sin máquina y con un modelo de negocio en prensa en otra transformación histórica, Nuria López (CC.OO.) y Carmen Castilla (UGT) hablan del nuevo sindicalismo y de los retos que se vislumbran en el ámbito laboral y de los derechos sociales tras la pandemia.
—Cambian los modelos productivos, la economía y ya vivimos en la nueva era digital... ¿Han cambiado los sindicatos como exigen los tiempos?
—C. C.:- La base siempre es la misma, la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Pero es cierto que nos tenemos que adaptar porque están conviviendo actualmente realidades diferentes con una arquitectura jurídica potencialmente mejorable. La pandemia ha acelerado el proceso de cambios que han llegado para quedarse. En el móvil creo que ya llevo 5 aplicaciones para videoconferencias y de los acuerdos de patronal sindicatos y gobierno ya ha salido una ley de teletrabajo.
–¿Caben en ese nuevo sindicalismo la huelga y la pancarta?
–N. L.: Eso de nuevo y viejo es relativo. La explotación por el fuerte al oprimido siempre se da con independencia del tiempo. Hay una transformación en los medios de producción, hay un cambio en las formas empresariales, hay una globalización, pero pensamos que los cambios tecnológicos tienen que venir a facilitarnos la vida
Ly no a perjudicar nuestras condiciones de trabajo. El acelerador de partículas que ha significado la pandemia para el avance en la digitalización y la gestión de datos nos obliga a estar pendientes para que no haya perjuicio a la ciudadanía. ¿La huelga está obsoleta? Hay muchos tipos de huelga, lo mismo lo que está obsoleto es la opresión y el chantaje que hacen las empresas a los trabajadores. Quizás la mentalidad de este país sea lo obsoleto al ver solo el corto plazo, la reducción de costes laborales como única oportunidad de sacar ventaja competitiva y no ve en la inversión, el reciclaje y la estabilidad de sus plantillas una oportunidad para producir más y generar rentabilidad.
–¿Generalizar así sobre el empresariado no es tan injusto como hacerlo del sindicalismo?
–N. L.: Hay de todo, como en botica, pero hay tónicas que son dominantes y cuando ves los informes de renta per cápita o del salario medio, con Andalucía en la cola, y compruebas que aquí por ejemplo están las mismas cadenas hoteleras que en otros lugares, algo debe estar pasando porque las condiciones laborales son iguales para todo el conjunto del país. Si un millón de personas quiere trabajar y no pueden hacerlo, tenemos un problema.
–¿Hay un hecho diferencial andaluz en ese diagnóstico?
–C.C.: Tenemos un modelo productivo basado en un sector terciario que tiene una alta precarización. Cuando en 2019 se hacía balance de récord turístico las camareras de piso cobraban 2 euros la hora. El contraste es terrorífico. Las cuentas de resultados del sector en su conjunto son positivas pero no tienen correlación en la masa salarial. Debemos
«Pido a los políticos que se
alejen del ruido y la demagogia porque la gente
lo único que quiere es no tener problemas para llegar
a mitad de mes»
«Moreno sí cree en el diálogo
social, otra cosa es que en algunas consejerías se tenga en cuenta la parte que representamos los
sindicatos»