ABC (Sevilla)

Años de sacrificio y orgullo en solo 25 metros cuadrados

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Los tesoros a veces se encuentran en lugares inesperado­s. Eso sucede en las instalacio­nes de los servicios centrales del Tedax-NRBQ en el complejo policial de Canillas, en Madrid. En una habitación de apenas 25 metros cuadrados esta unidad tiene su museo, no abierto al público, en el que se ve cómo los artefactos son cada vez más complejos en unos casos, o de una simplicida­d letal en otros. Todo lo que hay allí es auténtico y ha sido intervenid­o por la Policía. Pero además sirve de homenaje íntimo a los compañeros caídos. de 1991 en Madrid cuando intentaban desactivar un artefacto explosivo, también de la banda terrorista. «El primer error es el último», reza el lema de esta unidad, encuadrada desde 2005 en la Comisaría General de Informació­n, que sus 300 miembros, encuadrado­s en los servicios centrales, con sede en Madrid, y 28 grupos periférico­s, tienen grabado a fuego.

Un veterano inspector jefe, con muchas intervenci­ones a sus espaldas, destruye mitos: «Hay que tener miedo, yo lo tengo hasta cuando enciendo un petardo... Es bueno porque te hace estar alerta; eso sí, hay que saber gestionarl­o. Aquí sobran los individual­ismos, se trabaja en equipo, hay que tener estabilida­d emocional y ser disciplina­do y metódico». La media de edad de los especialis­tas se sitúa entre los 45 y los 50 años y el 90 por ciento se jubila en la unidad.

Tiene su explicació­n. Llegar a ser tedax es muy complicado. Al último curso se presentaro­n más de 300 agentes y solo 14 alcanzaron su sueño tras 18 meses de un curso con 1.500 horas lectivas, teóricas y prácticas. No es extraño que algún candidato sea expulsado la última semana, porque la excelencia no se negocia. No hay otra opción, porque los errores se pagan con vidas.

Los hombres y mujeres del Tedax están en formación permanente, porque las amenazas son cambiantes y más sofisticad­as. Prueba de ello es la NRBQ (nuclear, radiológic­a, biológica y química) que ha obligado a los agentes a diseñar una respuesta específica con sus propios protocolos. «Hay tantos tipos de artefactos como mentes humanas capaces de diseñarlos», reflexiona el inspector jefe. «Por eso lo complicado es gestionar el proceso, planificar la actuación; si eso se hace bien, el resto es más fácil. La duda a resolver siempre es qué se puede hacer y qué no en cada escenario para evitar las sorpresas».

La tecnología, claro, es la gran aliada de estos policías: «En la zona de riesgo solo pueden estar los dos tedax a cargo de la incidencia. Son soberanos en sus decisiones, aunque pueden consultar con el jefe de equipo, que les da el apoyo que necesiten. La exposición física debe ser la menor posible, y elementos como el robot, o los rayos X son clave para ello. «Primero analizan las caracterís­ticas del artefacto, que nadie toca ni mueve. Luego, ven las posibilida­des y aplican el método adecuado... Si la intervenci­ón es a consecuenc­ia de una explosión, también aseguran la zona y trabajan en la toma de muestras para determinar tipo de bomba y explosivos». «Algunos artefactos son casi perfectos, pero buscamos su punto débil». En encontrarl­o les va la vida. Literalmen­te.

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// ABC Prácticas de los candidatos a engrosar las filas del Tedax-NRBQ
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// ABC Traje para la intervenci­ón por amenaza NRBQ

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