España paga su mala noche y Valverde se despide de su sueño olímpico
La selección española pudo participar en la prueba olímpica después de vivir en alerta por el positivo de uno de los masajistas que puso en jaque la presencia del equipo en la salida. Finalmente el comité organizador concedió permiso, pero los nervios, la tensión y la falta de descanso pasaron factura al quinteto nacional, que rindió muy lejos de sus posibilidades, con Valverde quedándose por vez primera a más de 80 kilómetros para la llegada. Gorka Izaguirre, al llegar a la meta, justificó el resultado: «Para nosotros ha sido un infierno el día de ayer, y hemos llegado como hemos podido».
El corredor del Astana desarrolló su explicación: «Fue durísimo. Nos enteramos por la mañana y no pudimos ni descansar bien, estuvimos todo el día en el hotel, y con la incertidumbre de no saber si podíamos correr. Hicimos la reunión y al salir nos dieron la noticia de que no podíamos salir y fue un batacazo para nosotros, hubo lloros, silencio, impotencia, de todo... Así estuvimos casi dos horas, cuando nos dijeron que sí, que podíamos salir. La verdad es que ha sido una noche malísima y se ha hecho lo que se ha podido».
Respecto a Valverde, que se quedó en la subida al monte Fuji, uno de los primeros puertos, y posteriormente en el más exigente paso del Mikuni, Izaguirre explicó que había tenido problemas de espalda. «Le dolía la espalda, pero es normal porque no hemos descansado nada», declaró el mayor de los hermanos. Valverde era el líder y el resto de corredores debían buscar las fugas. Pero aunque en la salida los gestos sonrientes indicaban tranquilidad, lo cierto es que no era el día.