ABC (Sevilla)

Novak Djokovic, lugar y momento precisos para el Golden Slam

- L. M.

La hazaña casi casi roza el milagro porque no solo hay que incluir calidad y talento en la batidora, también suerte de la buena. El Golden Slam. Ganar los cuatro Grand Slams y el oro olímpico en el mismo curso. Es el momento adecuado en el lugar preciso. Que es donde aguarda Novak Djokovic para sumarse al panteón en el que, por el momento, solo vive Steffi Graf. La alemana rubricó ese honor en 1988.

Y se habla de milagro porque son muchos partidos, muchos rivales y muchos imprevisto­s para llegar hasta Graf. Las carreras profesiona­les, es verdad, se han alargado tanto como las ganas de los protagonis­tas, pero nadie está exento de lidiar con un problema, llámese lesión llámese pandemia, justo cuando toca pelear por la camiseta del país en la cita de las citas deportivas. Que se lo digan a Rafael Nadal, abanderado frustrado en Londres 2012, apeado de la competició­n por una rodilla maltrecha. Se desquitó, eso sí, cuatro años después, con ese oro en dobles con Marc López en Río 2016. Eso quiere encontrar el serbio, ese desquitars­e de hace cuatro, cinco años ahora, en los Juegos brasileños, pues se encontró con un muro llamado Juan Martín del Potro en primera ronda que convirtió la pista en una auténtica Bombonera y despachó al serbio de este torneo tan especial a la primera tras un año inmaculado.

Tuvo sus dudas de participar o no después de la paliza en Wimbledon, pero la oportunida­d, y más con bajas de renombre como Nadal, Federer o Thiem, lo subió al avión. Está ahí disfrutand­o de la experienci­a olímpica, de sudar la camiseta roja, blanca y azul, entrenando su impactante flexibilid­ad con el equipo belga de gimnasia, intentando que sus impecables números en el circuito (20 Grand Slams, más número 1 que nadie, por decir solo un par de datos), se reflejen en los Juegos, que no se le dan tan bien, aunque en Pekín 2008 atrapara un bronce.

Atropellad­o Hugo Deillin por 62 y 6-2, que se llevó, eso sí, la camiseta con los colores de la bandera serbia que el número 1 luce con orgullo, Djokovic es consciente de que es el favorito, pero hay muchos rivales que pueden romper el hechizo: Zverev, Tsitsipas, Medvedev, el calor extremo... Y aún así, incluso con el oro en las manos, le quedaría otro hito: el US Open, que comienza el 30 de agosto. Lo dicho, el Golden Slam es un milagro, pero Djokovic se va acercando al lugar adecuado y el momento preciso. Steffi Graf lo espera.

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