ABC (Sevilla)

Juegos de niños

Para Tokio se han clasificad­o dos niñas de 12 y 13 años. No son las olímpicas con menos edad de la historia. participó con 11 en Barcelona 92 y un gimnasta griego, logró una medalla con 10

- ENVIADO ESPECIAL A TOKIO

PÍO GARCÍA n poco antes de las diez de la noche del 25 de julio de 1992, en el túnel del estadio olímpico de Montjuic, Carlos Front, un chaval vestido con el uniforme de la selección española, apenas podía ver más allá de sus narices. Náufrago en un mar de piernas, emocionado y aturdido por el estruendo, oyó decir a sus espaldas. «¿Y Carlos? ¿Dónde se ha metido Carlos?»

Cuando sus compañeros del equipo de remo lo encontraro­n, decidieron formar un corro en torno a él para protegerlo. Al salir al tartán del estadio, otro remero, Juan Luis Aguirre, lo cogió en hombros, como hacen los padres con los niños que no alcanzan a ver algo, y le dijo: «Esto no te lo puedes perder». Alguien le susurró al oído:

U«No olvides nunca este momento».

Carlos Front (Amposta, Tarragona, 1980) tenía once años. Era el más joven de los 12.000 atletas que desfilaron aquel día en Montjuic. Vio a Antonio Rebollo lanzar la flecha ardiente hacia el pebetero, escuchó cantar a Montserrat Caballé, recibió la ovación atronadora de los 65.000 espectador­es que abarrotaba­n el estadio. Su embarcació­n (el ocho con timonel) quedó lejos de las medallas, pero él se convirtió en una de las estrellas de los Juegos: «Todo el mundo quería verme, hablar conmigo, comer conmigo... Tenía a los voluntario­s que estaban muy encima. Recuerdo que los jugadores de baloncesto de España venían a hacerse fotos conmigo. ¡Era el mundo al revés, en vez de ir yo a hacerme fotos con ellos, eran ellos los que venían!» Aquellos días los vivió en la Villa Olímpica, lejos de su familia. Aunque por motivos de seguridad ningún atleta podía salir del recinto, Carlos confiesa que algún voluntario le ayudaba de vez en cuando a escaparse: «Tenía la suerte de que la casa de mis padres estaba muy cerca, así que me iba a verlos».

Front dejó el deporte de competició­n a los quince años, harto de sus esclavitud­es, pero nunca ha dejado de remar por diversión. Ahora trabaja en el departamen­to de calidad de una empresa. Hijo de un entrenador histórico del remo español, Bienvenido Front, se sentó por primera vez en el puesto de timonel a los seis años. No había entonces límite de edad, pero sí de peso, así que no pudo competir hasta alcanzar los 45 kilos. Mientras que a sus otros compañeros los sometían a regímenes alimentici­os draconiano­s para no engordar, a Carlos lo obsequiaba­n con unos banquetes episcopale­s. «Finalmente a los diez años pegué un estirón, conseguí el peso mínimo y pude competir». Desde fuera chocaba ver a un chavalín dirigiendo a ocho hombretone­s que le doblaban en edad y en estatura, pero Carlos no se cortaba: «Llevábamos muchos años entrenándo­nos juntos, así que era todo muy normal. Si tenía que pegarle a alguien un grito, se lo pegaba y todo el mundo lo comprendía».

Aunque desde Barcelona 92 nadie ha superado en precocidad a Carlos Front, el primer puesto en esta clasificac­ión olímpica lo sigue ostentando un gimnasta griego de 10 años, Dimitros Loundras, que participó en los primeros Juegos de la era moderna, celebrados en 1896 en Atenas. Dimitros consiguió la medalla de bronce por equipos en barras paralelas. No parecía un reto demasiado difícil porque en aquella disciplina solo hubo tres competidor­es, pero su registro, reconocido por el Comité Olímpico Internacio­nal, ha quedado grabado en mármol y será muy difícil, quizá imposible, que alguien lo supere algún día. Dimitros Loundras, que acabó sirviendo como vicealmira­nte de la Armada griega en las dos guerras mundiales y más tarde fue prefecto de la isla de Lesbos, murió en 1971.

El récord de Loundras estará a salvo en Tokio 2020, en donde estaban inscritas dos niñas de 12 y 13 años: Hend Zaza y Sky Brown. Comparten generación y tal vez tengan las mismas inquietude­s, pero viven en mundos opuestos. Hend Zaza practica tenis de mesa –perdió ayer contra la austríaca Jia Liu–, es siria y nació en Hama, una ciudad de 600.000 habitantes situada entre Homs y Alepo. Entrena seis días a la semana, pero solo hasta que anochece porque los cortes de luz son frecuentes. Sky Brown es skater, nació en Japón de madre japonesa y padre británico, compite bajo la bandera del Reino Unido, tiene 814.000 seguidores en Instagram y pasa seis meses al año en California. Ninguna lo tuvo fácil para llegar a Tokio.

Hend Zaza logró la clasificac­ión olímpica con 11 años. Nacida el 1 de enero de 2009, comenzó a practicar su disciplina a los cinco. En el tablero encontró un refugio frente al miedo cotidiano provocado por los bombardeos y los francotira­dores. Mientras su país se consumía en un infierno de sangre, atentados y escombros, Hend disputaba cada punto con la rabia de una niña que quería jugar, divertirse, escaparse, vivir. «Pocas veces he visto a alguien de esa edad entrenándo­se con tanta intensidad como Zaza», indicó hace un año Eva Jeler, una de las grandes figuras del tenis de mesa europeo.

Quizá le falte algo de técnica, pero le sobran determinac­ión, entusiasmo y voluntad. Ocupa el puesto número 155 del ranking. Se ganó su plaza en Jordania al derrotar a la libanesa Mariana Sahakian, 31 años mayor.

Aunque, vista desde fuera, la vida de Sky Brown parece sacada de una película americana de adolescent­es, la skater británica también ha tenido que cruzar un purgatorio. Se levanta a las cinco de la mañana para hacer surf y luego entrena cabriolas con el

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain