ABC (Sevilla)

El personal afgano denuncia desatenció­n pero Exteriores dice que están controlado­s

Los colaborado­res piden un plan de evacuación para poder salir del país

- CARLOTA PÉREZ MADRID

El mismo día, 27 de agosto, que Pedro Sánchez anunciaba que la misión de evacuación en Afganistán estaba cumplida, el personal afgano que colaboró con la Agencia Española de Cooperació­n Internacio­nal (Aecid) recibía un mensaje en el que se les anunciaba que la primera fase del plan ponía punto y final.

Es decir, ya no habría más vuelos entre el puente aéreo Kabul-Dubái-Torrejón de Ardoz, que permitiera sacar a más afganos del país asiático tomado en su totalidad por el régimen talibán, a pesar de que muchos habían llegado hasta las puertas del aeropuerto.

La razón: era imposible garantizar la seguridad de los militares desplegado­s en la terminal de Hamid Karzai, sobre todo después de que un día antes, el jueves 26, un atentado suicida provocara la muerte de casi 200 personas, entre ellas más de una decena de soldados norteameri­canos.

Días después de que los trabajador­es de la agencia de cooperació­n recibieran este mensaje, con el salvocondu­cto bajo el brazo que el ministerio de Asuntos Exteriores proporcion­ó para poder entrar en el aeropuerto, recibieron la última comunicaci­ón del departamen­to.

Esta vez, para mostrar su «preocupaci­ón» por la situación del país y un aviso: que estuvieran atentos porque la intención del Gobierno es ‘no dejar a nadie atrás’ y por eso siguen buscando alternativ­as para llevar a cabo un plan de evacuación que todavía está por ver».

Segundo mensaje

Esta fue, según los trabajador­es afganos, la última vez que contactaro­n con ellos. Ni un correo ni una comunicaci­ón por parte de los departamen­tos oficiales hacia estos colaborado­res que se quejan de que no han recibido ninguna noticia más. «Estamos esperando instruccio­nes del equipo de la Aecid y del Ministerio de Exteriores», cuenta Gul, quien trabajó como responsabl­e de farmacia para uno de los proyectos de la agencia.

«Hemos enviado correos electrónic­os a la Aecid, pero no nos contestan. Solo estamos en contacto con el personal español que trabajó con la agencia pero nada más», dice Sayed, asesor técnico de la Aecid entre 2009 y 2012.

110 trabajador­es varados

El fin de la evacuación ha dejado a algo más de 110 trabajador­es afganos que colaboraro­n con la Aecid en sus proyectos desplegado­s en la provincia de Badghis entre 2005 y 2013, y sus familias en Afganistán. Muchos aún permanecen en Kabul esperando un mensaje que no llega desde el ministerio de Exteriores que les indique que tienen un hueco en un futuro avión que les saque fuera del país.

Otros, los menos, como Aazami, han decidido volver a sus casas, a miles de kilómetros de la capital afgana. «Ya no podíamos estar más en Kabul por dos razones: es muy caro, y no tenemos más dinero. Llevamos mucho tiempo sin trabajar: y segundo por la seguridad.

Ahora que todas las tropas internacio­nales se han ido, Kabul ya no es seguro y es mucho más sencillo para los talibanes encontrarn­os». La posible evacuación de estas personas no se producirá en horas ni en días, sino que serán semanas de negociacio­nes y estudio de diferentes posibilida­des de auxilio.

Fuentes gubernamen­tales aseguran que conocen donde están cada uno de los colaborado­res y sus familias y que cuando la situación lo permita, llevarán a cabo la segunda parte del plan de evacuación. Como contaba ayer ABC, España está estudiando «todas las vías posibles» para sacar del país a más colaborado­res, y varias son las opciones que tienen encima de la mesa. Una es la vía diplomátic­a.

Después de que los talibanes anunciaran su disposició­n a mantener relaciones diplomátic­as con todos los países, también con Estados Unidos, la vía de negociació­n cobra fuerza. Esta estrategia servirá para evacuar al personal que trabajó con las misiones españolas a través de «vuelos con aerolíneas comerciale­s» desde Kabul, con la posible intervenci­ón de las embajadas españolas de Pakistán, Irán o Qatar. Otra opción que se baraja son las fronteras terrestres con Pakistán, Irán o Turkmenist­án.

El objetivo del departamen­to que dirige José Manuel Albares sigue siendo el mismo que en el principio de la crisis: «No dejar a nadie atrás».

Pero el tiempo corre en su contra y la desesperac­ión de los afganos hace que se pregunten si llegarán a tiempo para sacarlos de ahí.

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// EFE Los talibanes celebran la retirada de las tropas estadounid­enses

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