Almodóvar hace un melodrama con las fosas de la guerra civil
‘Madres paralelas’ inaugura la 78ª Mostra cinematográfica de Venecia
Esta vez, a Pedro Almodóvar no le van las sutilezas. En su nueva película, ‘Madres Paralelas’, halló la mejor manera para abordar otra arista de su objeto de estudio de siempre, la mujer, pero también para profundizar en la memoria histórica. Con este filme el cineasta español más internacional ha inaugurado la 78ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia, un escenario internacional para exponer ese «tema pendiente en la sociedad española», tal como lo calificó en la rueda de prensa, en la que le acompañaron los protagonistas del filme Penélope Cruz, Milena Smit, Aitana Sánchez-Gijón e Israel Elejalde.
«Siempre he sido sensible al tema de la memoria histórica», afirmaba Almodóvar, quien además de expresar sus opiniones al respecto en diversas oportunidades también fue el productor del documental ‘El silencio de otros’ (Almudena Carracero y Robert Bahar, 2018) sobre las querellas jurídicas de los descendientes de las víctimas de la Guerra Civil, así como de los represaliados durante el franquismo.
En ‘Madres paralelas’, Pedro Almodóvar se ha propuesto profundizar, subrayar y lanzar un manifiesto directo, honesto y emotivo. «Después de 85 años, hasta que no se pague esa deuda con los desaparecidos no podemos cerrar definitivamente nuestra historia reciente; es decir, no podemos cerrar todo lo ocurrido en la guerra civil», apuntó, para agregar que «la sociedad española tiene una deuda moral enorme con las familias de los desaparecidos, esas personas que están enterradas en fosas, cunetas, en lugares indignos».
Pedro Almodóvar es tajante en su propuesta cinematográfica, a través de la cual pone una lente de aumento en un asunto que hiere sensibilidades, y su politización impide contemplar la idea que al final todos hemos perdido. A lo largo de la historia reitera la importancia de las exhumaciones, de la educación para las nuevas generaciones, así como las decisiones a nivel político. El director deja ver su urgencia; tanto es así que sus personajes no metaforizan, no se andan con rodeos ni son portadores de simbologías. Todo queda claro, sin ninguna posibilidad de segundas lecturas.
En su ficción, que se inicia en 2016, sobrevuelan las posiciones políticas como un obstáculo en la sana evolución del sistema democrático, dispuesto a hacer una revisión de su pasado reciente y un ejercicio de justicia. También sale a colación el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy cuando admitía no haber destinado ningún presupuesto para la memoria histórica. «Una de las ventajas que tiene el cine es que nos sobrevive», reflexionaba el realizador, «y al menos en esta película él (Rajoy) va a estar vinculado a esa frase de tan mal gusto y dañina».
En la realidad del 2021 Almodóvar reconoce la crispación imperante en España, «sobre todo en la clase política, y eso también es el reflejo de que hay un partido que dice cosas que nunca se han dicho, que cae en la ilegalidad y en lo anticonstitucional, que ha convertido el Congreso en un lugar donde nunca habíamos visto que profesionales de la política se comportaran con tal vulgaridad y de un modo tan bajo».
Madres imperfectas
‘Madres paralelas’ es, sin embargo, un Almodóvar puro desde el punto de vista visual, con sus colores de siempre; en su detallados escenarios, en cada escena, y en sus diálogos con algún chispazo de humor que le quita solemnidad. Esta película lleva su inequívoca impronta. Pero quizás este filme sea un
Almodóvar más depurado, que aprovecha al máximo los recursos del melodrama, utilizando a conciencia todas y cada una de las libertades y licencias que pone a disposición este género.
La exploración del universo femenino al que nos tiene acostumbrados Almodóvar es parte del relato, con una fotógrafa, Janis (Penélope Cruz); la adolescente Ana (Milena Smit) y una actriz, Teresa (Aitana Sánchez-Gijón) enfrentándose al tema de la maternidad, eso sí, desde un ángulo nuevo para el realizador. «Ahora me interesan las madres imperfectas, cuestionables o que al menos enfrentan periodos difíciles», confesaba en el encuentro con la prensa en el Lido de Venecia sin quitarse sus icónicas gafas oscuras. Dijo que su experiencia real con diversas madres le llevó a dejar de lado a aquellas progenitoras modélicas, abnegadas, «inspiradas en mi madre y en las mujeres que me rodearon», acotó.