Luz para el retablo barroco del Amparo
La ha recuperado otra de las grandes joyas patrimoniales que guarda entre sus muros: el altar que cobija a la patrona de la collación que vio nacer a Murillo
a restauración del retablo de la Virgen del Amparo es una de las grandes obras recuperadas en los últimos años en la parroquia de la Magdalena. Y se ha podido afrontar pese a la escasez de recursos de una hermandad de gloria en plena pandemia del Covid-19. Hoy, a las 20.15 horas de la tarde, durante la eucaristía, el altar será bendecido en un acto que contará con la presencia de Patricia del Pozo, consejera de Cultura y Patrimonio Histórico.
El Gobierno andaluz ha subvencionado el 60% de la intervención. El coste restante ha sido sufragado gracias a las donaciones de hermanos y devotos de la Virgen, las actividades organizadas como la muestra realizada el pasado mes de mayo en el Ayuntamiento de Sevilla, venta de artículos, una rifa de un lienzo de Joaquín Ossorio o el concierto celebrado en el interior de la Magdalena a cargo del grupo Opus Vocis.
Los trabajos los han llevado a cabo un equipo de profesionales coordinado por Almudena Fernández García, licenciada en Bellas Artes en la especialidad de Conservación y Restauración. Asimismo, completando este
Lconjunto, han sido intervenidas seis obras que quedaron expuestas en el trascoro de la parroquia durante el proceso de restauración: dos angelotes situados en la embocadura del camarín, los dos arcángeles del ático y las tallas de San Joaquín y Santa Ana colocadas en el segundo cuerpo, en el relieve de la Encarnación.
Este retablo de estilo barroco fue ejecutado en el siglo XVIII y reformado en 1848 para dar culto a la Virgen del Amparo. Anteriormente perteneció al Cristo del Confalón, crucificado situado en la capilla bautismal de la Magdalena, que era el antiguo convento de San Pablo. El año de 1916 fue otra de las fechas importantes para esta obra ya que fue modificado de nuevo para construir el camarín actual que cobija a la imagen de la Virgen.
Restauración
Este altar barroco presentaba una importante deficiencia en la grave alteración cromática provocada por las capas de barniz aplicadas sobre la superficie del oro y las policromías de las esculturas.
Además, la acumulación del polvo, hollín, cera, la contaminación y la oxidación de los componentes de estos barnices, provocaron el oscurecimiento del altar, por lo que la obra ha vuelto a sus orígenes a través de unos tratamientos que han respetado el original y eliminando los falsos añadidos.
Las obras de restauración han tenido dos fases. Una primera con la limpieza de polvo y suciedad superficial, la fijación de estratos, el refuerzo de la fijación del muro, consolidación del retablo, la eliminación de los elementos metálicos, la desinsectación y consolidación interna de la madera y la unión de piezas y reposición de soporto. Y una segunda en la limpieza de los barnices, hollín, cera, pinturas y repintes. Asimismo, le fue aplicada una capa de una protección final.