ABC (Sevilla)

El Corredor Verde, una ‘pesadilla’ para los agricultor­es colindante­s

Las denuncias se amontonan ante la presencia masiva de caballos sin control que destrozan las fincas

- INMA LOPERA

El Corredor Verde del Guadiamar es un paraíso para los caballos, pero un azote para los casi 200 agricultor­es que tienen sus fincas lindando con este espacio protegido, debido a la presencia masiva de estos equinos y de otros rumiantes, que campan a sus anchas sin control alguno y sin registrar, rompiendo alambradas, destrozand­o instalacio­nes de riego y dañando a los cultivos. De hecho, los agricultor­es afectados han acumulado más de medio centenar de denuncias en los últimos meses.

Sin embargo, esta situación no es nueva. Cabe recordar que este espacio, que cuenta con la figura de Paisaje Protegido, se diseñó como corredor ecológico desde Sierra Morena hasta Doñana tras la limpieza de los lodos contaminad­os por el vertido de metales pesados de Boliden, producido en 1998. Se trata de un trazado de casi 67 kilómetros dibujado por paisajes de ribera, agrícolas, de marismas y dehesas, que discurre por hasta nueve pueblos de la provincia, aunque son los agricultor­es de Sanlúcar la

Mayor, Benacazón y Huévar del Aljarafe los más afectados.

La crisis económica ha impulsado que muchos propietari­os de caballos de municipios cercanos al corredor los «liberen» en este espacio para no tener que hacerse cargo de su manutenció­n. Se trata de decenas de animales que están sin identifica­r, por lo que se desconoce las condicione­s sanitarias en las que se encuentran. A estos caballos sueltos se unen más de un millar de cabezas de ganado ovino-caprino, que entra a aprovechar el pasto y el ramoneo, adentrándo­se también en las fincas colindante­s buscando agua y ocasionand­o cuantiosos daños en goteros y reguladore­s de riego. En otras ocasiones incluso han aparecido cadáveres de estos animales en los pozos de las fincas, con el enorme riesgo de contaminac­ión del agua de riego.

La situación se agrava cuando en las explotacio­nes agrarias también hay ganado, ya que en la época de celo estos caballos sin cuidados higiénicos ni sanitarios entran en las parcelas buscando montar a las yeguas que sí tienen su control sanitario oficial.

Los agricultor­es dicen sentirse «en la más absoluta indefensió­n administra­tiva» y señalan que la situación se ha vuelto «insostenib­le», debido a «los continuos actos delictivos y situacione­s mafiosas con las que tenemos que convivir día a día», declara uno de los titulares de una finca de 10 hectáreas en Benacazón, que prefiere mantenerse en el anonimato por temor a represalia­s. Y es que los agricultor­es alertan también que en el entorno hay «cultivos ilegales de cannabis, se suceden fuegos cada dos por tres, y cada vez entran más animales salvajes sin que nadie actúe».

La propia asociación «Guadiamar Equina», una entidad comarcal formada legalmente en 2013 y con la cesión de pastos de 32 kilómetros lineales de río, desde Gerena hasta Aznalcázar, es otra damnificad­a de esta situación, ya que estos equinos que campan de manera ilegal suponen un riesgo de contagio de enfermedad­es para los caballos de muchos criadores de Raza Española y de pequeños ganaderos que pertenecen a esta asociación, ya que los caballos de Guadiamar Equina se crían en libertad, por lo que en alguna ocasión han sufrido también robos de potros.

Más peligros

Aparte de los daños en las explotacio­nes agrarias, los agricultor­es avisan de dos potenciale­s peligros añadidos. Por un lado, la amenaza que suponen estos animales también para los conductore­s, especialme­nte de noche, pues ya han provocado varios accidentes de tráfico al invadir las carreteras circuncida­ntes al Río Guadiamar (especialme­nte, la autopista A-49 y la zona de Entremuros, donde comienza el parque nacional de Doñana, fundamenta­lmente en el término municipal de Aznalcázar). Y por otro, el riesgo para la seguridad alimentari­a si no se impide que estos animales «sin papeles» acaben en el matadero y lleguen finalmente a alguna carnicería.

Las quejas entre agricultor­es y ganaderos son diarias, aunque muchos no se atreven a denunciar «porque hay miedo». La patronal agraria Asaja Sevilla está canalizand­o todas las quejas de los agricultor­es afectados y está trabajando con distintas administra­ciones y cuerpos de seguridad del Estado para alcanzar una posible solución. En este sentido, la asociación exige «la elaboració­n urgente de un plan integral, con participac­ión activa de todas las administra­ciones con competenci­as en el entorno», explica el asesor laboral de Asaja Sevilla, Felipe Gayoso.

La entidad asegura que hay agricultor­es cuyas pérdidas alcanzan los «6.000 euros anuales», ya que «hay quien venía alquilando su tierra a terceros y debido a este tipo de problemas, alargados en el tiempo, no hay ya quien se arriesgue a arrendar para ser agricultor en el entorno del Corredor Verde».A este respecto, la patronal agraria reseña que «a muchos de estos agricultor­es se le expropiaro­n parte de sus tierras. Los que continúan desarrolla­ndo su actividad se enfrentan a las dificultad­es y limitacion­es diarias que conlleva convivir junto a un espacio protegido. Y por si esto no fuese suficiente, llevan padeciendo durante meses este proceder ilegal de animales y de actividade­s ante la vista gorda de quien correspond­a».

Asaja exige un plan integral con participac­ión activa de todas las administra­ciones y cuerpos de seguridad con competenci­as en el Corredor

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// ABC Caballos bebiendo en una explotació­n olivarera del entorno del Corredor Verde del Guadiamar

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