ABC (Sevilla)

La resurrecci­ón torera de Pepe Moral

∑El torero de Los Palacios ofreció una gran dimensión ante el desafío ganadero de Miura y Adolfo Martín, saliendo a hombros junto a Manuel Escribano

- PLAZA DE TOROS DE UTRERA RAFAELILLO, MANUEL ESCRIBANO, PEPE MORAL, JESÚS BAYORT UTRERA

Domingo 5 de septiembre de 2021. Lleno, según el aforo permitido. Se lidiaron tres toros de Miura (2º y 3º colaboraro­n) y tres de Adolfo Martín (descastado­s y peligrosos).

de azul rey y oro: estocada que hace guardia y descabello (silencio); pinchazo, estocada y descabello (oreja).

de nazareno y azabache: estocada caída (dos orejas); aviso tras dos pinchazos y cuatro descabello­s (palmas).

de catafalco y plata: estocada casi entera (dos orejas); media estocada (oreja).

Incidencia­s: se le concedió la vuelta al ruedo al tercer toro de la tarde, de nombre ‘Abejero’, del hierro de Miura. Destacaron en banderilla­s Antonio Chacón y Lipi.

Ni en tardes libres de restriccio­nes recuerdo un ambiente como el vivido ayer en la plaza de toros de Utrera. Un ‘bolazo’, pese a las limitacion­es vigentes. Muchos aficionado­s venidos desde distintos puntos de las provincias de Cádiz y Sevilla. Y más concretame­nte desde Gerena y Los Palacios. Por no faltar no faltó ni una pareja que, enjaulada en una atracción de feria, asomaba el pescuezo sobre el graderío durante el balanceo del cacharro. Los feriantes optaron por ‘La Cárcel’, la afición se decantó por el «desafío Miura-Adolfo Martín». Así se anunciaba, aunque el verdadero desafío lo afrontaba la terna, especialme­nte Manuel Escribano y Pepe Moral, quienes se apuntaron a un corridón de toros a las puertas de Sevilla, a un mes escaso de trenzar el paseíllo junto a Morante de la Puebla en la Real Maestranza.

Los dos actos en que los que se dividió la corrida (Miura y Adolfo) fueron tan distintos como interesant­es. Más colaborado­res los autóctonos, más peligrosos los foráneos. La terna estuvo voluntario­sa, resolutiva y, por momentos, brillante. Aunque el reconocimi­ento especial de la jornada debía ser para el público, que abarrotó unos tendidos hormigonad­os que ardían como un volcán en erupción. Bendita afición.

Y el mayor triunfo no fue númerico, sino moral. Paradójica­mente, para Pepe Moral. Podríamos decir que fue ésta su resurrecci­ón taurina. A plaza llena, con buenos aficionado­s y profesiona­les en los tendidos, se mostró recuperado de confianza, con dos faenas arrebatas y poderosas. Sin pensárselo, y tras asomar el Miura más pesado de la corrida (595 kilos) se postró de hinojos para comenzar su variado recibo capotero con una larga cambiada. Al bravo ‘Abejero’ lo picó

Francisco Romero con el mismo tino que una abeja, en dos sensaciona­les puyazos. Y para completar la lidia total apareció en la brega Antonio Chacón, que lanceó al Miura como si llevara el hierro de ‘Juampedro’. El que sabe torear, torea lo que le echen. Empezó moral genuflexo, abriéndole mucho los caminos. En la primera serie cantó la disposició­n: arrebatado y encajado, rompió a torear largo y profundo. Le midió el fondo de bravura y supo en todo momento qué tauromaqui­a aplicar. Le barría el lomo en los muletazos de pecho y consiguió un par de naturales soberbios. Sólo una pega a la faena: el modo de descalzars­e y arrojar las zapatillas. Por lo demás, chapó. Se le concedió la vuelta al ruedo al toro y las dos orejas al diestro. Cerró plaza bajo un huracán, con’Chaparrito’, de Adolfo. Y nuevamente estuvo entregado, consiguien­do por momentos domeñar el viento y la franela. No se arrugó tras una fea cogida y el público reconoció el esfuerzo con un tercer trofeo.

Dos orejas para Escribano

Tampoco venía a medias tintas Manuel Escribano, que volvía al coso utrerano tras indultar a ‘Tahonero’ de Miura en 2019. Fue todo arrojo y pundonor, con un variado toreo capotero, espectacul­aridad en banderilla­s y exposición en el último tercio. Se impuso al muy serio segundo (Miura) y lidió con solvencia al dificultos­o quinto (Adolfo). Salió a hombros junto a Pepe Moral.

Rafaelillo hizo frente al Miura menos colaborado­r, un salinero escurrido que embistió pastueño y sin poder. Hubo controvers­ia en el público: unos criticaban que sólo se hubiera picado una vez y otros exigían su devolución por falta de fuerza. En cuarto lugar pechó con el toro más exigente y complicado de la corrida, que lo puso en serios aprietos. Una auténtica alimaña a la que arrancó una oreja por su tesón.

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// FOTOS: J.M. BRAZO MENA
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Manuel Escribano, el otro gran triunfador de la tarde
Pepe Moral, en un momento de la faena de capote Manuel Escribano, el otro gran triunfador de la tarde

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