Bolañesa

En Europa no hay separación de poderes, pero sí de concepciones del derecho judicial, consecuencia de la lucha de los jueces

contra los soberanos

AYUSO tiene a López López, el Hamilton de Cacabelos, que nos quiere colgar un crotal de ‘la Coviz’ en la oreja, y Sánchez tiene a Bolaños, el Roy Cohn de Aluche, que ha hecho una frase que vale un Régimen:

—En un Estado de derecho y una democracia plena ni los jueces pueden elegir a los jueces ni los políticos a los políticos. A todos nos eligen los ciudadanos porque son poderes del Estado.

Y así va de tarumba Sánchez.

En Europa no hay separación de poderes, pero sí de concepciones del derecho judicial, consecuencia de la lucha de los jueces contra los soberanos. En Inglaterra ganaron los jueces, y la imagen del sistema anglosajón es Coke (todo lo contrario de un Marchena). En Prusia ganó el soberano, y la imagen del sistema continental es Federico, cuyo despotismo fue a parar a manos de Napoleón, de donde surgen, como caricaturas, los Macron y los Sánchez.

Bolaños dice «Estado de derecho» con tonito, como si esa expresión fuera algo ‘cojonudo’, cuando sólo es una tautología decimonónica empleada como propaganda del Derecho público de la monarquía alemana que extravió (la tautología de Welcker, no la monarquía alemana) a juristas intelectualmente tan superiores a Bolaños como Schmitt. Si con la tautología «Estado de derecho» se quiere dar a entender el respeto de un gobierno constitucional por los derechos humanos, la forma de garantizar ese respeto es el control del gobierno por jueces independientes, que es lo que no quiere Bolaños, partidario de una organización judicial no gremial, sino funcionaria (lo totalitario es que ejecutivo y legislativo tengan la prerrogativa de nombrar a sus jefes), y de ahí la sansirolada (de sansirolé) bolañesa de que «a todos nos eligen los ciudadanos».

No sé en Aluche, pero en el resto de España a ningún ciudadano le ha sido dado nunca elegir a su juez ni a su diputado de distrito ni a su jefe de gobierno, sin cuya posibilidad no hay democracia política que valga, se pongan como se pongan López López, Bolaños… ¡o Adriana Lastra!