Historia de una frustración: ni cuartel ni Caixafórum
Desde que se cerró la Maestranza de Artillería, el edificio está bloqueado
cepción original, con espacios diáfanos de gran altura. Además, esto permitirá conocer la cota a la que estaba la orilla del Guadalquivir hace ocho siglos, ya que los astilleros se construyeron a ras del agua para poder botar los barcos con facilidad. Las fuentes consultadas confirman a este periódico que ya está hecha toda la investigación arqueológica y el plazo de intervención incluye la posibilidad de que se puedan hallar restos que paralicen la obra durante algunas semanas. Además, ya se ha firmado también el acuerdo de financiación entre La Caixa, Cajasol y la Consejería de Cultura, de manera que tanto la propietaria como las entidades concesionarias sufragarán la rehabilitación de forma alícuota. El presupuesto total ronda
El antiguo cuartel de la Maestranza de Artillería, donde hicieron el servicio militar personajes tan ilustres como Curro Romero a mediados del siglo pasado, y la caja de reclutas en la que se tallaron miles de quintos sevillanos durante décadas era en realidad uno de los monumentos más antiguos de la ciudad, pero llevaba varios siglos alejado de su uso originario, la construcción de galeras. Con el Plan General de Modernización del Ejército de Tierra que acometió el ministro Narcís Serra, Sevilla cerró muchos cuarteles que quedaron en manos del Ministerio de Defensa y que todavía no han encontrado un proyecto alternativo, pero el de la calle Temprado sí tuvo encaje. Lo compró la Junta de Andalucía en 1993 para recuperar el mítico astillero alfonsino y darle uso cultural. Sin embargo las Reales Atarazanas del Alfonso X el Sabio se mantuvieron durante años como guarida de las palomas y apenas se han usado para la formación de la cofradía de Las Aguas el Lunes Santo. Siendo consejera de Cultura Carmen Calvo se le hizo un lavado de cara y llegaron a celebrarse allí algunos actos, pero nunca se estableció un plan de visitas turísticas ni un diseño museístico con presupuesto fijo, por lo que en 2009 la Junta decidió firmar una cesión a la Caixa por 75 años para instalar allí su Caixafórum.
Pero el destino de las Atarazanas era seguir esperando, como cualquier proyecto de envergadura en Sevilla. Menos de 20 años no tarda en hacerse nada importante en esta ciudad. La entidad bancaria se cansó de esperar los permisos y decidió llevarse el Caixafórum a Torre Sevilla, que era de su propiedad desde 2012 y le permitía acometer el proyecto sin tener que esperar los tiempos de las administraciones públicas. De todas formas, la Caixa firmó un compromiso de mantenerse como promotora de la rehabilitación de las Atarazanas para albergar un centro dedicado a la navegación y a la primera vuelta al mundo.
El acuerdo definitivo se produjo en 2017. Todas las partes implicadas —Caixa, Cajasol, Junta de Andalucía y Ayuntamiento— decidieron refinanciar el proyecto y modificar la propuesta de Vázquez Consuegra respetando las indicaciones de la asociación conservacionista Adepa. Y cuatro años después se ha desbloqueado por fin la situación para que entre los obreros y arqueólogos en el monumento. Han tardado más de lo que se tardaba en construir un barco en la Edad Media.
En 2017 se firmó el segundo acuerdo con la Caixa para reconvertir el inmueble en un espacio dedicado a la navegación