Trabajo comunicó a los agentes sociales que el alza se aplicaría desde el 1 de septiembre y Economía puntualizó que desde 1 de octubre
La vicepresidenta económica dejó clara su postura horas antes de la reunión del diálogo social
a inauguración económica del nuevo curso político se antojaba dulce para el Gobierno. Tras las aireadas discusiones en el seno de la coalición, la subida del salario mínimo estaba ya atada y solo a falta de pequeños detalles que debían haberse cerrado ayer mismo en una reunión tripartita con empresarios y sindicatos. Un anuncio social serviría para desviar por un tiempo el foco de subidas históricas de la luz. Sin embargo, tan solo hicieron falta unas horas para que salieran a relucir los ya tradicionales pulsos en el Ejecutivo en una suerte de medición de fuerzas entre las vicepresidencias de Economía y Trabajo que lideran Nadia Calviño y Yolanda Díaz.
Ayer, la chispa se encendió a cuenta de la fecha en que entraría en vigor la subida, cuya cuantía tampoco está decidida, pero se confiaba en hacerlo. Según avanzó Calviño a primera hora en una entrevista en TVE, la medida sería efectiva en octubre, mientras que, la versión que trasladó el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, a los agentes sociales fijaba el mes elegido para el alza en septiembre, por lo que incluiría un efecto retroactivo.
El tira y afloja entre ambas ya no sorprende. Sus desavenencias han sido sonoras en asuntos como la reforma laboral, entre una vicepresidenta que quiere mantener la esencia de la reforma laboral, en línea con los empresarios, y una ministra de Trabajo que pretende derogarla. Discrepancias que también han sido sonoras en los ERTE o las ayudas directas a las empresas. Y hasta ahora también había un abismo entre ambas sobre la oportunidad de subir o no el SMI. Calviño, al igual que el presidente, ha sostenido durante meses que no era oportuno subir el indicador frente a la presión de la gallega.
LPero la cercanía de esta al presidente puede ser el motivo por el que ya a finales de julio el Gobierno cambió de discurso. Calviño comenzó a hablar de la oportunidad de acometer el alza y Sánchez anunció el «inminente» incremento la semana pasada. La batalla la había ganado, de nuevo, Yolanda Díaz, y lo hacía solo meses después de mostrar la influencia que tiene sobre Sánchez tras blindar los ministros de Podemos del cambio de Gobierno y hacerlo pese a las reiteradas y sonoras meteduras de pata de algunos de sus miembros, como Alberto Garzón.
En paralelo al nuevo choque por el SMI, la mesa de negociación finalizó
Euros brutos al mes repartidos en 14 pagas Entre paréntesis, variación anual en porcentaje
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2008
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(0,6) ayer sin acuerdo y sin avances. «Ha terminado como ha empezado», señalaban fuentes sindicales a ABC. «Todas las organizaciones han mantenido sus posiciones y el Gobierno no ha presentado ninguna propuesta», añadieron las mismas fuentes. La idea es que los agentes sociales sigan negociando a lo largo de la semana, aunque ni se fijará ninguna nueva cita ni se volverá a convocar la mesa para abordar este asunto.
Pese a los contratiempos sobrevenidos a una medida que se daba ya por cerrada, en el ministerio de Trabajo se mantiene la esperanza que se apruebe la subida con fumata blanca. Y es que los pasos que dé ahora la ministra Díaz
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20 serán claves también para su posicionamiento dentro de la coalición. Fuentes cercanas a Díaz reconocen que la importancia política de esta subida es enorme y de ahí que haya avanzado estos días atrás que está dispuesta a sacrificar por él la senda de acuerdos con los agentes sociales que han venido configurando ‘el sello de la casa’ en su ministerio. «Habrá subida haya o no acuerdo, pues se trata de combatir la pobreza», dijo Díaz.
Ganar posiciones
Ayer, sin embargo, la ministra rebajó el tono de sus palabras y pidió que se dejara trabajar al diálogo social. Un giro que en su entorno se relaciona con la ofensiva de Calviño y su intento de ganar posiciones en una cuestión que hasta ahora han venido negociado en exclusiva Díaz y el presidente. La ministra de Trabajo se maneja mejor que la de Economía en las mesas de diálogo social, no en vano atesora ya once acuerdos en su haber, lo que explicaría por qué prefiere que sea allí donde se juegue el partido.
Como fuere, la entrada de Calviño en la partida fue con un envite a la grande. Ayer, poco antes de que comenzara la reunión, la vicepresidenta primera quiso rebajar la expectación generada ante una reunión que había sido calificado de «definitiva» por Díaz. Calviño tildó la mejora salarial de «relativamen